martes, 12 de junio de 2012

INESTABILIDAD EN EL MERCADO DE VALORES.


En la escuela hay tiempo primaveral: se alternan nubes oscuras y claros radiantes. Uno no sabe cuándo coger el paraguas y cuándo salir a disfrutar del sol. Nada nuevo, es la vida. Nos quedaremos con los días cálidos, aunque la prima de riesgo de los días grises se dispara. El diferencial de los días azules respecto a los oscuros pierde enteros en el agitado final de trimestre. El mercado de valores anda de capa caída: la responsabilidad, la dignidad, el esfuerzo, cotizan a la baja. Al alza la mediocridad, la insensatez y la sumisión.

La poesía es hoy material delicado y exquisito. Nos transporta a una realidad ajena a lo banal y superficial que nos invade cada instante. Nos permite recrearnos con el placer sensorial del momento y profundizar hasta emociones y sensibilidad inalcanzables de otro modo. La semana pasada acudí con mi clase hasta un bosque cercano para recitar en voz alta algunos de los poemas con los que hemos trabajado este curso. Este bosque se encuentra a cuatro minutos de la escuela y está formado por matorrales como majuelos y boj y, sobre todo, por altos y abundantes pinos. En su interior se encuentra paz y quietud dentro de una dimensión en la que nos sentimos diminutos. Por estas razones pensé en combinar, como actividad especial de estos días finales, el bosque con la poesía. Los niños estuvieron encantados con la actividad. Incluso en el sendero de vuelta hacia la escuela siguieron recitando en voz alta a costa de unos cuantos tropezones. En el blog Ansotanius pueden observar otra versión ilustrada de este asunto. Cambiaría casi todo por ser poeta. Pondría todos mis ahorros en una empresa del sector poético.

En seis días cerramos el séptimo capítulo escolar.

2 comentarios:

Joselu dijo...

Yo también cambiaría casi todo por ser poeta o músico o bailarín o actor… Tengo en el alma un magma que me lleva al arte poético en cualquiera de sus variantes pero mi realidad personal no me ha compensado lo necesario para realizarlo.

Leo tu experiencia de la lectura de poemas en un entorno como el que describes y me siento emocionado en la distancia. Donde yo trabajo el entorno es duro, agresivo, feo, discordante, puros bloques donde se hacinan o viven las personas como pueden… Pero también la poesía es necesaria. Otros años la buscaba, pero las necesidades expresivas de mis alumnos son tan profundas y tan escaso su bagaje lingüístico que lo poético queda a años luz. No lo entenderían. Lo intento con el lenguaje dramático de obras de Lorca que también contienen abundante poesía pero a la vez unen su dimensión de conflicto teatral.

Una delicia leerte. Y no estás tan alejado de lo poético. Yo al menos percibo poesía en tu plasmación del mundo desde el amor a lo sencillo, a lo esencial.


Saludos.

Kikiricabra dijo...

Hola, amigo Joselu.

Creo que parte de la rebeldía que podemos mostrar en este tiempo oscuro y extraño tiene que ver con hacer muy bien nuestro trabajo, con agarrarnos a todo aquello que representa valores contrarios a la mierda que nos echan encima cada día. Valores como el esfuerzo, la dedicación, la belleza, el afecto, la dignidad.
La escuela debe proveer a los niños de un buen cargamento de poesía, de sensibilidad, y de tantas otras cosas para hacer frente a la jodida vida que les espera en muchos aspectos.
La lectura en el bosque es una actividad deliciosa. Tiene pleno sentido por la experiencia estética que genera en los niños, encantados de escuchar y ser escuchados en un entorno magnífico manejando su voz con nuevos registros.

Me encanta que aprecies la atracción irremisible hacia lo sencillo y esencial. Es mi proyecto de vida.

Un fuerte abrazo.

Publicar un comentario