Otro precioso escribano que amablemente desayunó con nosotros
Resulta cada día más difícil recorrer la prensa sin sentir un sobresalto en cada página. O peor aún, el nivel de dramatismo es tan intenso que cada día estamos mejor anestesiados frente a grandes tragedias. Ya cuesta cierto esfuerzo encontrar la información sobre el desastre de Japón, tan cercano, que ha sido relegado a páginas secundarias por los problemas más recientes. Abrir un diario significa hoy leer sobre guerras, miles de muertos y desplazados, problemas nucleares, y corrupciones políticas que luchan por alcanzar el máximo de inmoralidad. Después hay otras noticias que aportan el matiz irreal, como la del río Sena teñido de verde para celebrar ¡el día mundial del agua! o la información más banal sobre temas como fútbol o dopaje compartiendo espacio con la foto de muertos en Libia o pueblos arrasados por el terremoto.
Ahora mismo leo en el boletín diario de Educaragón una noticia que difunde la iniciativa de un Centro Comercial zaragozano de realizar una exposición en torno a Miguel Servet y la ciencia en general. Invitan a los centros escolares a conocerla y a los maestros a acudir el fin de semana para realizar talleres con los niños. La carta del centro comercial se despide con un “no dejen pasar esta oportunidad para conocer la ciencia!” No sé ustedes, pero yo siento que algún ingrediente no acaba de conjuntar cuando se mezcla un megacentro de compras con una actividad educativa de divulgación científica. Y tampoco me gusta que esté publicitada por mis jefes.
Como en este pueblo no tenemos un gran centro comercial, ni el que escribe posee los recursos para hacer grandiosas exposiciones, mañana acudirá mi hermano y medio biólogo a la escuela para compartir un día con los niños. El programa contempla unas pocas horas, pero pretende incluir una entrevista que han preparado los alumnos, una proyección sobre cómo y por qué comenzar un herbario y otra sobre fotografía de naturaleza, una práctica con el microscopio, partidas de ajedrez, y observación de huesos, egagrópilas, plumas y otros cachivaches variados. El objetivo es simple: dedicar unas horas a la naturaleza, la ciencia y el conocimiento a través de actividades atractivas y un ambiente de curiosidad e interés.
Por cierto, hoy mientras caminaba y pensaba en las cuestiones anteriores he tenido la suerte de observar el primer topo con vida con el que me encuentro. Aunque no es lo más apropiado, lo he cogido y he sentido su robusto cuerpo cilíndrico, sus desmesuradas patas excavadoras, los ojos diminutos y el agudo hocico con el que guían su vida. Al dejarlo en el suelo ha desaparecido en menos de diez segundos, y allí me ha dejado pensando sobre su mundo subterráneo: su vida oscura, húmeda, de incesante búsqueda de lombrices y construcción de galerías. Hace unos días un amigo intentaba convencerme que nuestra vida tiene más sentido que la de este sorprendente topo europeo ¿Ustedes lo creen?
Que pasen buen fin de esta semana ya cercana al final de marzo.
5 comentarios:
Esto me a recordado a "Los topos más afortunados del mundo" Al preguntar a mi hija Luna que por entoces tendría 5 o 6 años me dijo:
-¿No lo ves, mamá? Viven rodeados de semillas de diente de león así que pueden soplarlas y pedir todos los deseos que quieran...
Estuvimos unos días pensando en que podría desear tener un topo y entre las cosas más sorprendentes se le ocurrió a mi hija unas gafas para ver bien de día o unas orejeras para no oir el ruido de los helicóteros... (el lugar es el campo de aterrizaje de la Escuela Militar de Montaña y Operaciones Especiales...
Pensé hacer un cuento con todo esto pero... es de esas cosas pendientes que tengo...
Besos de topo ciego (solo de día y sobre la superficie)
Pili
Hola, Amparito.
Igual a los topos no les interesa ver bien de día y prefieren su mundo sin luz lleno de silencios y de olores.
Un saludo.
Si, esa es la conclusión a que llegamos al final
Que los topos ya eran felices así, con que les dejaran vivir sin envenenarlos y sin más deseos...
Este escrito quizá te guste:
Salgo de mi hura huracanado.
Salgo con la compañía de ella, salgo con su mimbre, con todas sus trenzas abrazando mi cuello.
En las galerías oscuras uno piensa que no hay nada más que rocas.
Pronto te topas con la arcilla más sutil y exclusiva. No comes tierra, comes lo que entreverado es en ella.
Ahora no. Comes arcilla, te moldeas a su moldeo, tu pétrea moldura estalla, se invierte en polvo detallado.
La arcilla ha deseado aullar por tú estar cerca. Bien, le dices. ¿Sol u horno?
Y es que ella quisiera quemarse. Tu, tanto tiempo dentro, prefieres el sol, prefieres que os rastree, os difunda como pieza de autor.
Por eso sales de la hura huracanado. Salías de la oculta noche de la galería. Había entrado ella desde la luna solar del día.
Era un relevo, una necesidad. Prescindes ya de alimento, inquietas a las formas, propulsas en ella virtuosismo. También fragilidad.
Salgo de mi hura huracanado. Salgo con el resorte de la incertidumbre más severa: que las nubes se antepongan al sol.
De Manuel Rubio Rubio
http://tempero-koroneiki.blogspot.com/2009/04/tierra-huracanada.html
A mí tampoco me gusta esa idea de que un megacentro comercial se preocupe por la vida de un científico como Miguel Servet y no haya gato encerrado... Yo no pienso ir... Un abrazo.
Mariano
Amparito, gracias por el relato.
Mariano, gracias por tu visita. Este blog es afortunado por tu presencia. Vivimos en un tiempo extraño y confuso: Grancasa se encarga de actividades pedagógicas y el departamento nos las publicita a todos. No sé si Miguel Servet estará conforme al verse rodeado por tiendas de moda, lencería, comida rápida, belleza, ...
A la escuela también llegan ofrecimientos de formación y recursos didácticos de variadas entidades, incluso bancos. Lo realmente malo es que acabamos participando en muchas de ellas.
Un fuerte abrazo.
Publicar un comentario