martes, 26 de mayo de 2009

IDEAS DE AQUÍ Y ALLÍ TRAS EL COSCORRÓN.

Mamá y papá pato sobre el Ebro.

Coscorrón es una palabra maravillosa (plena de sonoridad y de sentido; de hecho, creo que sería significativa aún sin significado) que, además, forma parte del vocabulario gestado en etapas infantiles de la vida, entre juegos, carreras, moraduras y bocadillos de queso con tomate. Hoy he evocado esta palabra y me ha recordado la importancia de la seguridad en determinadas prácticas de educación física. Afortunadamente, en el propio cuerpo. Desafortunadamente, en los tiempos modernos al coscorrón se le llama traumatismo craneoencefálico leve. Coscorrón gordo, al fin y al cabo.

Hace unos días pensaba en mis años de estudios universitarios, en sesudas clasificaciones y organizaciones conceptuales, en hondas reflexiones, en decenas de trabajos y cientos de hojas llenas de letras y letras que intentaban abarcar y delimitar el hecho pedagógico. Y pensaba todo esto durante los casi cuarenta y cinco minutos de sesión piscinera en los que me dediqué a dar infinitas vueltas a la misma con un niño en brazos mientras le daba besos en la oreja para que se calmara y relajara mínimamente.

Paréntesis. La pasada semana visitó Zaragoza José María Aznar. Me hubiera gustado anunciarlo en el blog, e incluso acudir a la presentación de su libro con firma de ejemplares incluida. Para verle la cara, a ver si es de verdad. Para observar también los alegres rostros de quienes entregaban sus libros dispuestos a recibir su firma.

Y también la animada semana pasada, acudieron a la escuela unos alumnos de otro centro Zaragozano que, junto a su terapeuta, nos enseñaron a jugar a boccia, deporte similar a la petanca adaptado a las personas con graves limitaciones de movimiento. Resultó impactante e impresionante observar a los participantes jugar y tomar absolutamente todas las decisiones relativas al juego. Y verles sonreír satisfechos cuando comprobaban que el aplauso recibido no era gratuito, sino que se debía a una acción que auténticamente habían desarrollado ellos, lo cual constituye un pequeño tesoro en el universo de la educación especial. Escribiré sobre este asunto con mayor detalle.

Y despedida con los libros: la biblioteca escolar comienza a tomar forma. Con ideas prestadas de unos y otros se va poniendo en marcha un espacio que acaba de nacer, donde no hay apenas ni muebles, y que en poco tiempo ha de convertirse en un lugar de referencia en el colegio, en un pequeño rincón que genere importantes recursos pedagógicos para cada una de las, tan diferentes, aulas.

4 comentarios:

Joselu dijo...

Sobre Aznar (cuánto se parece a "graznar")yo también dudo a veces si es posible tanta bravuconería, tanta nimiedad y garrulería, pero sí es cierto. Y si no, ahí tenemos a Berlusconi que no se sonroja por nada. El poder atrae a los más cretinos y los votantes sienten propensión a votarles por eso mismo, porque se sienten tan cretinos como ellos. O yo no lo entiendo.

Me ha resultado interesante tu reflexión sobre ese juego parecido a la petanca, la boccia, que juegan los niños con dificultades de movimiento. Me alegro de que vayas viendo más posibilidades y con mayor esperanza tu trabajo ahí. Eres un alma que sólo puede funcionar amando lo que hace, y temes constantemente hacerlo mal. Tus dudas, no obstante, son reflejo de una persona honrada y coherente. ¡Ojalá que siga yendo bien la biblioteca!

Mariano Coronas dijo...

Hola, José Luis:

No hace tanto que te di por “desaparecido” y luego te localicé, por casualidad, “a lomos de una cabra”. ¡Hay qué joderse! Voy leyendo desde entonces tus reflexiones, expresando dudas y alegrías; sumido en la incertidumbre cotidiana (como lo estamos todos, aunque no lo digamos) de hacia dónde vamos, qué hacemos, ¿entendemos algo de este nuestro trabajo?, pero con un decidido compromiso con los chicos y chicas (los únicos que merecen que demos lo mejor de nosotros, aún sin saber cómo se hace eso…). El coscorrón es la seña de identidad de la infancia. Todos formamos parte en su día de la “Peña El Coscorrón”.

Lo mío con Aznar es visceral; lo veo y cambio de canal o paso la página del diario. Me parece ver el rostro del miserable, del chulo, de lo peor. No le dedico una palabra más. Lo peor es que conozco algunos próceres que pululan a mi alrededor y que observan comportamientos similares; deben ser pequeños “aznarines” que para no parecerlo se han afeitado el bigote, sin saber que lo llevan incrustado en su interior…
Un abrazo, amigo. Escribes muy bien porque hablas de lo esencial.
Mariano Coronas

Anónimo dijo...

Puedo decir, sin duda, que hoy soy el escribiente de blog más contento de la blogosfera gracias a las dos personas que se han acercado a compartir unos instantes, unas palabras.

Joselu, Aznar parece que produce una arcada similar en muchos de nosotros. No es cuestión de ideas; creo que tiene que ver con su forma de ser, sus modales, su soberbia y prepotencia ridículas. No sé si tu reflexión sobre la cretinez lo explica, pero me parece fascinante como un tipo así ejerce tal seducción sobre tanta gente.

A ver si me organizo y cuento bien qué es la boccia, puesto que resulta muy interesante en educación especial.

La biblioteca tiene que marchar bien necesariamente. Hay un grupo de maestros maravillosos implicados, que ya ponen en práctica ideas que exigen un esfuerzo sólo comparable al argumento pedagógico que suponen en el crecimiento personal de cada niño.

Mariano, no sabes qué alegría me produce verte y leerte por acá. Yo sigo, por supuesto, el gurrión en silencio, un poco escondidico, como dice un niño de la escuela. Las Palabras Sencillas se acabaron, pero seguía vigente esta extraña necesidad de contar y de escribir. Surgió la cabra, que no es sino un recuerdo ansotano, de sus niños y su escuela. Incertidumbre dices...probablemente es la palabra que deberá poner en mi obituario. Pero sí, están los niños y ya es suficiente.

Estas semanas he enseñado casi todos los materiales que me has enviado (Carta a los maestros que empiezan, ABCdarios, revistas de la biblioteca, trabajos del Heraldo Escolar, ...) a compañeros del centro y a alumnos en prácticas. Todos agradecidos.

Me enrollo.
Un enorme abrazo a ambos y hasta la próxima.
José Luis.

Anónimo dijo...

Que bien.
laMima

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