jueves, 3 de abril de 2008

LA TRINCHERA ESTÁ ARDIENDO.


Cuando uno está tan fuera de lugar como yo, no pasa día sin pensar en las ideas propias, sin pensar: “la madre del cordero, ¿por qué no haré las cosas más sencillas?, buena parte del problema tiene que estar en mí”. Por eso consuelan algunos encuentros, charlas, correos o, como en este caso, una breve entrevista a Umberto Eco en la que puedo reconocer muchos pensamientos compartidos: este señor nombra a su abuela, sin cultura alguna, como motor de su pasión por la lectura, y a una maestra, la señorita Bellini, como “una de las personas que más ha influido en su vida” (en un solo año de docencia), y como “la persona que les estimuló para escribir, para contar, a ser espontáneos”. O del profesor de filosofía “que podía interrumpir la clase para hacerte escuchar a Wagner”.

Umberto Eco también compara nuestra época con la caída del Imperio Romano, y afirma que los jóvenes hoy apenas tienen posibilidades para transformar, para provocar cambios, debido en buena parte “a la globalización y la pérdida de las ideologías”, a no ser que ocurra como hace mil quinientos años “con el nacimiento de las órdenes monásticas: te encerraban en el monte, en un convento, e intentabas salvar la espiritualidad y el conocimiento que pudieras mientras el mundo se desmoronaba. Hoy puede haber jóvenes que van al desierto a poner en práctica una vida ecológica. Eso es lo máximo que se puede hacer: no cambiar el mundo, sino retirarse del mundo”.

Me hace sentir cierto escalofrío comprobar cuánto se identifica este blog con esta idea de retirada.

Hace unos días repartimos las revistas realizadas en el segundo trimestre. Estas publicaciones supusieron la opción de autofinanciar con un trabajo escolar las iniciativas que estaban en el aire al comenzar el curso y que no contaban con excesivo apoyo de ninguna parte: ordenador para nuestra aula, dotación de libros para la biblioteca de clase, materiales para la idea de las madres lectoras, etc. En todo caso, tuve muchas dudas en mezclar una actividad de los niños con un asunto económico, pero a la vista de las necesidades y las ventajas, repartimos las revistas entre los niños pensando en recibir un euro y medio de cada una. El medio euro sufragaría aproximadamente lo invertido en fotocopias, y con el euro esperábamos comprar seis o siete libros para la clase cada trimestre. El problema lo encuentro cuando cada día recibo a través de los niños más quejas de los familiares por el precio e incluso los hay que no han creído necesario ni quedarse un solo ejemplar como recuerdo de aquello que un día hizo su hijo. Esta actividad, como otras, requiere cierto esfuerzo que parece compensarse al ver el resultado, la motivación de los niños por escribir, las felicitaciones que les dan los vecinos del pueblo, etc., pero cuando, otra vez, parece que nado contra corriente y que lo que yo veo como algo magnífico en la formación de los niños, el resto de implicados lo ven como una pérdida miserable de tiempo, o una tontería, pues ya no sé bien en qué dirección tirar.

Hoy hemos abordado un punto que el currículum deja a decisión del claustro: las asignaturas suspendidas con las que un alumno necesariamente deberá repetir. Evidentemente han surgido opiniones que valoraban la importancia que cada uno atribuye a cada asignatura. Yo he manifestado que consideraba la Educación Física tan importante como cualquier otra, si no la que más. He sido el único con esta opinión, y el resto de maestros la colocaban en las posiciones y prioridades tradicionales. ¿Qué hacemos dedicando tantos ratos a hacer de esta (y otras) asignatura algo digno, algo importante para la vida de los niños, si finalmente todo se resume en saber matemáticas y lengua?. Lo dejaré aquí.

Jaime tuvo que reconocer ayer que por conocer todas las características del virus de la gripe, ésta no deja de doler.

Y actualizo con algo bonito: hace cinco minutos he acabado una clase de Conocimiento del Medio dedicada a Universo. Hemos apurado diez minutos más como casi siempre. Un niño antes de irse se ha acercado, me ha agarrado la cabeza para llegar a darme un beso, me lo ha dado y me ha dicho: gracias José Luis, en esta clase he aprendido más cosas que en todos los años anteriores juntos. Y lo que realmente maravilla es la espontaneidad de un niño para manifestar sus sentimientos.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues, sinceramente, a mi la idea de la revista me parece muy bonita. Seguramente haya gente que prefiera invertir ese 1,50€ en una cerveza, en videoconsola, en fin... Sólo hay que ver el entusiasmo con el que la reparten los chavales, además ha quedado verdaderamente bien (ánimo, nadar contracorriente es duro, pero vale la pena, en la mayoría de las ocasiones, aunque sólo sea a nivel personal)
Un saludo

Anónimo dijo...

José Luis, eso que te dijo el chaval mientras te daba un beso, es lo que llamaríamos un "momento nescafé" (con publicidad directa incluida). Un gesto así, unas palabras tan emocionadas aminoran cualquier esfuerzo,¡y mira que hay que hacer unos cuantos cada día...!
Un abrazo
Mariano

Anónimo dijo...

Hola Pilar.

Muchas gracias por tu comentario. Creo que fue Miguelico quien pensó que te gustaría tener una. Y ya pusimos por alguna parte que la han realizado de manera casi totalmente autónoma los niños; así que el valor aún me parece mayor.

Mariano, gracias por poner nombre a la situación. A ver si con un par de momentos Nescafé más llegamos a salvo hasta junio. Por añadir algo, al hablar del universo es tan fácil hablar de asuntos increíbles, fascinantes, sobrecogedores, que buena parte del mérito es del propio contenido.

Un par de abrazos.
José Luis.

Anónimo dijo...

Hay un niño sobre la punta de mi lápiz, acariciando suavemente mi papel, hay un niño sobre la mina de mi lápiz espero que la goma no le borre los sueños a él. Ese es el destino de los que habitan en el sentimiento dulce de componer, escribir, pintar, bailar o cualquier arte de esta vita...

A veces pienso que he venido al mundo para ayudar a los demas pero he perdido el rumbo. Más quisiera yo que aguantar el dolor que a ti y a mi se nos junta, el destino nos busca mi amor. Somos testigos de una desorientación en esta juventud de hoy camina con gafas de sol
así no ves su condición, su norma su ley su prohibición, humano maltratado corazón pero obedece al patrón.

Saludos J.L. y ánimo!!!

Anónimo dijo...

Alguien me dijo hace poco que el problema de los chavales de hoy es que viven en un mundo obsesivamente audiovisual y eso, en el fondo, les paraliza. Están colapsados; demasiado bombardeo interesado desde el exterior. Y bien armado.
Difícil luchar contra esto, si, pero hay que hacerlo así que denegada la solicitud de retirarse. He dicho.
El tema de decidir cuando un niño debe o no promocionar me ha parecido siempre complicadísimo y tremendamente importante. Yo soy de las que pienso que la discusión no debería estar en que asignaturas ponderan más (entiendo que todo lo que se imparte forma parte de su educación global) sino el valorar profundamente, con honestidad si uno a uno cada niño merece pasar al siguiente curso. De la forma más objetiva posible.Al menos yo espero eso de los profesores de mis hijos. Verdad.
¿Sabes?, acabo de recibir una preciosa revista en mi casa. Y yo diría que tenerla entre manos vale muchísimo más de 1,5€. Vaya que sí.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Por cierto: me hace a mí eso un alumno y no entro por la puerta de orgullosa.
Jo.

Anónimo dijo...

Hola Ricardo, gracias de nuevo por asomarte. Que conste que leo cada cosa que escribes. Me gustaría hacerte muchas preguntas y comentarios, pero no llego...; a ver si nos vemos algún día.

Lamima, gracias por todo. Lo de promocionar es un jaleo.

Sigo pensando que maravillar a los niños es muy fácil: el mundo en el que viven, la vida que les rodea, ...es todo maravilloso!!!. El problema es que cuando muchas influencias les desvían la mirada de estas cosas y la dirigen hacia la nintendo, las series de las once de la noche, el barcamadrid, etc. Entonces pierden la capacidad para admirar, sorprenderse, entender, los milagros auténticos.

Me alegro que te guste la revista.

Un abrazo.
José Luis.

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