jueves, 6 de marzo de 2008

¿HAY VIDA EN LA ESCUELA?.


Cojo prestada la idea del infinito valor de la EF (de un tipo concreto de EF) para educar a los niños a través de experiencias reales, a través de la vida real, no de experiencias artificiales, para dar título al artículo y para señalar la idea central de lo que sigue:

Deseo hoy hacer algo muy sencillo. Señalar simplemente dos actividades muy concretas realizadas en el aula. Escribir y escribir de tantos asuntos, y en varios sitios a la vez, da lugar a dejar de lado en este blog algunas actividades concretas del aula que me parecen muy importantes.

En primer lugar, el blog de los niños, Palabras Mágicas, ha recorrido un camino durante estos meses como para hacer una valoración magnífica. Además, no sustituye otras actividades, sino que constituye un trabajo que prácticamente en su totalidad está hecho de manera voluntaria por los niños en tiempos de ocio o en huecos libres durante la jornada escolar. En el primer trimestre generó la revista que tantas satisfacciones reportó. Además, cuando al comenzar el segundo trimestre les dije que lo eliminábamos, que parecían haber perdido el interés, me mandaron a paseo y decidieron, tras deliberación, tomar ellos el mando. A partir de ese momento, y ya hace tres meses, los niños han gestionado sus turnos para escribir, han elegido sus temas, buscado la información, corregido sus escritos, se han ayudado entre sí, y me han pedido ayuda cuando la han necesitado. Así pues, lo hecho este segundo trimestre tiene aún mayor valor, y hay algunos artículos realmente magníficos. Por otra parte, también los niños de infantil y primer ciclo han podido plasmar allí algunas de sus experiencias.

En segundo lugar, lo que la foto que encabeza el artículo representa. Hace algunas semanas, Abel, maestro de Perdiguera, y yo promovimos el contacto epistolar entre nuestras clases. Nosotros escribimos la primera y hace dos días llegaron sus respuestas. El momento en que cada niño recogía su carta era magnífico: aplausos, emoción, nervios, risas, amor... la vida, la VIDA REAL; leímos cada una, en unos minutos pidieron comenzar a responder de nuevo y los sobres se fueron llenando de palabras, de folletos, de sentimientos, de fotos, de preguntas, de dibujos, de respuestas, de ilusión. Al final, los niños venían hasta mi mesa con auténtico interés por corregir su escrito y acabarlo de la mejor manera posible, y la mayor parte de las cartas constituían un maravilloso ejemplo de lo que eran capaces de hacer, lo cual trasciende y supera completamente las actividades que suelen considerarse propias de las asignaturas de lengua o conocimiento del medio. La vida real en la escuela.

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