miércoles, 13 de junio de 2007

PEDAZOS (JIRONES, GUIÑAPOS, ANDRAJOS, HARAPOS) DE ESTO Y DE AQUELLO.

- Puedo esto.

- No.

- Puedo aquello.

- No.

- Puedo…

- No.

- …

-No.

-

- No.

(Indagando en la pedagogía de la negación).

“Mientras tanto, nuestros gobernantes dedican toda su atención a crear fronteras, a favorecer la especulación inmobiliaria, el despilfarro del agua, el egoísmo insensato del privilegiado que por no privarse del capricho más idiota –campos de golf en el secano, coches enormes como blindados para ir al kiosco o llevar los niños al colegio- están arruinándole el mundo a las generaciones futuras. Lo más triste no es pensar en las cosas que ya no tienen remedio; es saber que la insensatez humana no va a dejarnos hacer las que todavía están en nuestra mano para aliviar el desastre”.

La aguda y racional mirada de Antonio Muñoz Molina en Muy Interesante se une frecuentemente, como en este caso, a su intenso compromiso con las causas justas. Lástima que éstas sean tantas ahora y que resulte tan triste y desesperanzadora la lectura de este maestro de la escritura. Lo grave ya no es lo hecho, sino la inutilidad humana que impedirá poner remedio a lo que aún está por dilapidar.

He estado en Teruel. Toma de contacto con mi labor de miembro del tribunal de evaluación del proceso de oposición. Hace dos años pensaba que el proceso no podía ser peor, más injusto, subjetivo e incoherente. Me retracto. Han conseguido un proceso, a mi juicio, directamente inconcebible, difícilmente asumible por el tribunal y los opositores. En cualquier caso, por la necesaria discreción evitaré hacer juicios concretos hasta que concluya el asunto dentro de poco más de un mes.

Y, mientras todo esto ocurre, los vencejos continúan trazando sus líneas infinitas bajo el manto gaseoso y azulado de la vida; menos mal.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La foto es del genial fotógrafo de la naturaleza Pablo Capilla. Todo un lujo poder contar con sus imágenes.

Un saludo.
José Luis.

Anónimo dijo...

Uf, eso de la pedagogía de la negación me suena, lamentablemente. Es difícil.
Muñoz Molina da en el clavo en esa reflexión, sin duda. Me temo que somos demasiado egoístas para poner remedio a toda esta debacle.
¡Que majicos los vencejos!

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