miércoles, 28 de marzo de 2007

ENTRE EL GRIS Y EL NEGRO.

Hoy me han confirmado que caminé varias horas por el barrio de la ilegalidad. No pasa nada. Fue por exceso, no por defecto, lo que puede considerarse en el juicio de la conciencia como un atenuante. Además, cada uno busca estímulos donde puede. Ya saben donde encuentro los míos.

Ya son varias las semanas en las que me siento un maestro gris, apático, y atolondrado. Falta chispa, orden, alegría. De todos modos, como casi ciclista que he sido, sé que el trabajo en los días grises es precisamente el que te permite, al final, llegar un poco más alto. Por esto, cada día trato de dar un pequeño paso, algo que sumar, en espera de que los días vuelvan a sonreír.

Estos días los niños tienen un comportamiento que me preocupa. Son continuos los enfados y las quejas entre ellos. Esto tiene que ver con el ámbito familiar y extraescolar, por lo que atenderlo es complicado. Un par de comentarios hoy me han enfadado especialmente, y he tratado el asunto durante un buen rato. Al menos, me consuela que los niños han sido capaces de captar que mis palabras se referían a algo grave y preocupante.

Por otra parte esta lo del compañerismo. Hoy, mientras comía, meditaba el asunto. Hasta qué punto eran justificables las quejas de algunos niños ante el grupo en que se incluían. Poco me tenían que explicar sobre compañeros en régimen parasitario, que les estropean los trabajos o les retrasan. Finalmente, he concluido que mis alumnos no tienen como objetivo básico el rendimiento, por lo que ayudar a un compañero puede entenderse como un fin tan necesario como el anterior.

Hoy hemos tenido la reunión de evaluación. Fulanito lee bien, escribe regular, aprendió mal la lista de los verbos, falló en las tablas del siete y del ocho, y tal y tal. Me queda la sensación de siempre, que hemos analizado una parcela minúscula, ridícula, de lo que supone, o podría suponer, la escuela para los niños. Quizá estas reuniones respondan a la necesidad de justificar con unos cuantos papeles el trabajo que hacemos cada día.

Tal vez un bote con una serpiente de escalera y un poco de formol sea suficiente para constatar la distancia entre un maestro y los alumnos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Veo que te atribuyes en exclusiva el delito que ayer te confirmaron que cometiste. Me alegra, así hay pruebas escritas y a mi no me buscarán las cosquillas.

Muchas veces hace falta una pizca de aquello que está en el límite de la legalidad (que no del sentido común...), aunque esto no quede demasiado correcto en el blog de un maestro. Pero aquella adrenalina de esa mañana de noviembre, con el avistamiento del cuerpo del delito, la decisión tomada, el "cuerpo del delito" en el garage... En fin, no creo que hiciésemos daño a nadie.

Maestro gris... que quieres que te diga. Yo veo alguno a mi alrededor que si lo comparo contigo me quedo sin tonalidades, el negro se queda corto.

Au.

Anónimo dijo...

Las evidencias están en mi coche. No serviría de nada incriminarte.

Cuando consideramos esa idea del maqui educativo ya teníamos claro que el camino era incierto y la legalidad una difusa línea. Lo importante es que no nos pillaron y ya estamos preparados para la próxima peripecia.

Esto del color depende de lo luminoso que esté el día. Yo me veo nítidamente gris, aunque hoy brota algún rayo entre las nubes.

Un saludo.
José Luis.

Anónimo dijo...

Para mí lo más bonito del ser maestro es pensar que marcas una etapa en la vida de esos níños, que un día recordarán, -yo tuve un maestro que...-

Los puntos suspensivos son los que marcan la diferencia entre el maestro que deja huella y el que pasa por la vida de sus alumnos como un...

La tempestad está unida a la calma y despues de esos rayitos que se atisban y que en algún momento nos cegarán volverán las nubes, y luego los rayos de sol, y las nubes,...
Todo forma parte de un mismo camino.

Ánimo

Anónimo dijo...

Gracias por las palabras anónimo.

Espero que lo que hacen aquí los niños sirva para algo. Una pena que esto tenga que ver con un plazo larguísimo, y no se puedan constatar antes los efectos.

Un saludo.
José Luis.

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