En ARAMÓN siguen jugando al Monopoly: ahora arraso esto y lo vendo por el doble (la mitad al bolsillo), ahora te hago este favor, alquilo este trocico de Pirineo después, un par de desmontes, siembro ocho millones de chalets, un par de lagos para la nieve artificial, bla bla bla…; ayer vi que la presentación de un coche de fórmula uno de no sé qué fulano se desarrolló en una estación de esquí de, creo recordar, los Alpes. Allí estaba el mozo, en un trozo de montaña pelado y allanado para la ocasión, haciendo rugir su motor, dando piruetas y quemando las ruedas sobre el hielo, para el deleite de los espectadores. Supongo que pronto veremos esto por aquí. Seguro que algún aramonense ya ha tomado nota del negocio (la mitad al bolsillo).
Aquí, en Teruel, aún no llegamos a tanto, pero dentro de nuestras posibilidades también intentamos reventar el paisaje con nuestras humildes máquinas infernales. Tengan cuidado si algún día salen a pasear por aquí, si caminan disfrutando del silencio, de la compañía, si observan plantas, escuchan cantos de pájaros, o esperan ilusionados la afortunada presencia de algún mamífero despistado,…, porque en ese instante puede aparecer la versión moderna de los jinetes del Apocalipsis: cinco desalmados y miserables en moto de monte, en medio de un ruido atronador, equipados a la última (faltaba más), y haciendo carreras a 200 por hora ocupando toda la pista, sin importar si hay una recta o una curva, o si pudieran aparecer en el camino unos niños, o una familia entera. Tras varios casi-atropellos, apenas me dio tiempo a desearles que, cuando caigan, espero que su cabeza aterrice en la piedra más grande del camino. Les deseé otras cosas, pero Paula me indicó que soy un bestia, así que dejémoslo estar.
En la cumbre de la semana pasada celebrada en París sobre el Medio Ambiente, los políticos acabaron advirtiendo lo que millones de personas llevan años gritando (Muñoz Molina escribía en 1992 del asunto…). Ahora adquieren ese gesto serio y grave, para decir algo que apenas alcanzan a comprender (porque hay cosas para las que no sirve que el asesor correspondiente te redacte un discurso diez minutos antes). En todo caso, en el informe participan científicos de todo el mundo, y no deja lugar a dudas. Bueno, hay algunos especialmente lentos de entendederas. Supongo que ya sabrán que el presidente de EEUU utilizará el informe para calzar una mesa de su despacho, que intentó comprar a los científicos para amañar las conclusiones del documento (de hecho, subvenciona algunos estudios actuales para presentar como oposición al de París), y que sus problemas actuales pasan por que el congreso le apruebe una partida de no sé cuántos trillones de dólares para seguir con su guerra liberadora.
Hoy lunes es día de hacer todo corriendo y tarde. Desde el año pasado comencé a quedarme algunas tardes, especialmente las de los lunes, jugando en la escuela con los alumnos que quisieran. La idea era aprovechar un rato de la tarde para practicar la actividad de ese momento de EF (tenis, patines, bici, etc.). Con la ilusión que suelen tener por jugar conmigo, muchos consiguen el permiso paterno, o juntan las ganas de dejar la playstation un rato, y ese momento se convierte en un tiempo donde juegan con muchos compañeros de su clase y de otras, donde van adquiriendo algunas estrategias nuevas para bienemplear su tiempo libre, y yo conozco también algunas facetas ocultas de su personalidad. Sin apenas esfuerzo (sólo el que supone estar allí con ellos) consigo que casi el 50% de la escuela aparezca por el patio para jugar. Lo mismo puedo decir con el préstamo de libros (todos mis alumnos participan, y muchos a quienes no doy nunca clase también), y con otras cosas. Lo que quiero expresar es que asuntos que parecen tan importantes, y de los que se suele hablar como causas perdidas (uso racional y sano del tiempo libre, afición por la lectura, etc.), me parece que sólo son cuestión de tomar cuatro sencillas decisiones y aplicarlas. Sólo un poco de iniciativa, un poco de movimiento. Claro, que el movimiento cansa.
Ayer comenzó la cuenta atrás para El Problema: 10, 9, 8, …; quizá con cincuenta millones de pesetas logre apañarlo.
Aquí, en Teruel, aún no llegamos a tanto, pero dentro de nuestras posibilidades también intentamos reventar el paisaje con nuestras humildes máquinas infernales. Tengan cuidado si algún día salen a pasear por aquí, si caminan disfrutando del silencio, de la compañía, si observan plantas, escuchan cantos de pájaros, o esperan ilusionados la afortunada presencia de algún mamífero despistado,…, porque en ese instante puede aparecer la versión moderna de los jinetes del Apocalipsis: cinco desalmados y miserables en moto de monte, en medio de un ruido atronador, equipados a la última (faltaba más), y haciendo carreras a 200 por hora ocupando toda la pista, sin importar si hay una recta o una curva, o si pudieran aparecer en el camino unos niños, o una familia entera. Tras varios casi-atropellos, apenas me dio tiempo a desearles que, cuando caigan, espero que su cabeza aterrice en la piedra más grande del camino. Les deseé otras cosas, pero Paula me indicó que soy un bestia, así que dejémoslo estar.
En la cumbre de la semana pasada celebrada en París sobre el Medio Ambiente, los políticos acabaron advirtiendo lo que millones de personas llevan años gritando (Muñoz Molina escribía en 1992 del asunto…). Ahora adquieren ese gesto serio y grave, para decir algo que apenas alcanzan a comprender (porque hay cosas para las que no sirve que el asesor correspondiente te redacte un discurso diez minutos antes). En todo caso, en el informe participan científicos de todo el mundo, y no deja lugar a dudas. Bueno, hay algunos especialmente lentos de entendederas. Supongo que ya sabrán que el presidente de EEUU utilizará el informe para calzar una mesa de su despacho, que intentó comprar a los científicos para amañar las conclusiones del documento (de hecho, subvenciona algunos estudios actuales para presentar como oposición al de París), y que sus problemas actuales pasan por que el congreso le apruebe una partida de no sé cuántos trillones de dólares para seguir con su guerra liberadora.
Hoy lunes es día de hacer todo corriendo y tarde. Desde el año pasado comencé a quedarme algunas tardes, especialmente las de los lunes, jugando en la escuela con los alumnos que quisieran. La idea era aprovechar un rato de la tarde para practicar la actividad de ese momento de EF (tenis, patines, bici, etc.). Con la ilusión que suelen tener por jugar conmigo, muchos consiguen el permiso paterno, o juntan las ganas de dejar la playstation un rato, y ese momento se convierte en un tiempo donde juegan con muchos compañeros de su clase y de otras, donde van adquiriendo algunas estrategias nuevas para bienemplear su tiempo libre, y yo conozco también algunas facetas ocultas de su personalidad. Sin apenas esfuerzo (sólo el que supone estar allí con ellos) consigo que casi el 50% de la escuela aparezca por el patio para jugar. Lo mismo puedo decir con el préstamo de libros (todos mis alumnos participan, y muchos a quienes no doy nunca clase también), y con otras cosas. Lo que quiero expresar es que asuntos que parecen tan importantes, y de los que se suele hablar como causas perdidas (uso racional y sano del tiempo libre, afición por la lectura, etc.), me parece que sólo son cuestión de tomar cuatro sencillas decisiones y aplicarlas. Sólo un poco de iniciativa, un poco de movimiento. Claro, que el movimiento cansa.
Ayer comenzó la cuenta atrás para El Problema: 10, 9, 8, …; quizá con cincuenta millones de pesetas logre apañarlo.
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