Expliqué hace días cómo experiencias que recojo de otros maestros, al aplicarlas en mi clase, no consiguen el efecto deseado. Las razones las intuyo, y sé que tienen que ver con la relación y complicidad que tienes con los alumnos, con cómo utilizas el tiempo de clase, las pausas, las famosas miradas...; en definitiva todo cosas por aprender.
Pero de vez en cuando van funcionando algunas cosas. Creo que voy consiguiendo que los alumnos descubran interés por libros, noticias, problemas de razonamiento, etc.
De todos modos, en esto de dar con la tecla adecuada las situaciones vividas demuestran cada momento en cuántas cosas no reparas (y deberías haberlo hecho). Es algo así como intentar una mezcla en un laboratorio, y cuando esperas impaciente si el resultado será A o B, la probeta saca un cartel luminoso de neón y te dice: "no te enteras, ha sido Z".
Hoy la "Z" ha sido una actividad que la mitad de los alumnos han abandonado rápidamente para marchar al recreo sin el menor indicativo de que les haya resultado interesante, y la otra mitad han continuado en clase totalmente absortos en su trabajo. Evidentemente, no preveía ni una cosa ni la otra.
Mañana acuden unos señores del IES Pirámide de Huesca para realizar unos talleres de cine en cada una de las clases. Espero que sea una experiencia más de la que ayudan a que los alumnos quieran ir cada día a clase.
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