jueves, 14 de septiembre de 2017

AL FINAL NO HAY NADA, ERA (SOLO) ESTO.

Letras del desengaño. Tras muchos años de búsqueda, parece que finalmente no hay nada que encontrar. Donald Trump, Kim Jong Un, los políticos españoles circenses, la escuela sin apenas la capacidad de cambio en la que creí como un seminarista recién llegado del pueblo, los incendios, la infinita ansia humana de crecimiento ajeno a las consecuencias, a los que no tienen nada, al futuro y a los que nos seguirán, el ritmo de extinción mil veces superior al ritmo natural, la basura que se acumula en cada cuneta, en cada campo o sendero, los programas de fiestas con exclusividad de vacas y procesiones con el santo a cuestas.

También está Yllana y los que son como ellos. Personas dedicadas a un trabajo consistente en hacer felices a los demás. Un rato al menos. ¿Cómo sería el mundo si esta opción fuera la predominante?

Una nueva circunstancia escolar. Creo que ya tengo todas. Seré maestro itinerante. Llevaré mis cacharros de un pueblo a otro. Sin un burro, que sería lo auténticamente sensacional. Cobijado por una buena montaña, algo es algo, pues echo mucho de menos a mis alumnos, sus montañas y sus lagos. Pero. Este pero es bueno. Pero no sufriré con compañeros carentes de responsabilidad y de implicación con un oficio que exige algo de corazón, que no preparan sus clases, que llegan sistemáticamente tarde... daré mi mínima clase, desataré el burro y marcharé al siguiente lugar.

Me bromea mi antiguo amigo con que ya no creo en las ideas escolares románticas que nos embriagaban hace no tanto tiempo. Quizá estemos en pleno proceso de reconversión a maestros grises. Quizá ya lo seamos. Fue difícil con tantos indicadores de evaluación, tantos ítems, tantas metaevaluaciones y metamorralla escolar disfrazada de ejecutivo engominado. La escuela pulcra, aséptica y empresarial nos comió. Probablemente lo mejor es concentrarse en los hijos, o irte a Sevilla a ser feliz con tu pareja.

En 30 años todos muertos, repetía Emilio. Para qué tantas complicaciones.

3 comentarios:

Joselu dijo...

Sigues teniendo alma en tu dolor, mucha más que un profesor de moda propuesto para mejor profesor de España. Él lo sabe todo, tú no sabes nada. ¡Qué envidia!

Kikiricabra dijo...

Hola, Joselu. Qué gran alegría leerte. Eran muy buenos tiempos aquellos en los que escribía cada pocos días y esperaba con ganas de aprender tus nuevos artículos. Creo que mi vida se puede explicar como un proceso en el que voy comprobando que muy tristemente muchas ideas en las que creía eran falsas. La escuela no escapa a este diagnóstico, sufro un anual descreimiento en torno a la administración y otros elementos que rodean a la educación. Tras muchas escuelas ya recorridas y muchos papeles absurdos y miserables ordenados por personas grises tirando a negras ya no espero encontrar una escuela regida por principios educativos reales y profundos. El yo que va a la escuela está lejos del que empezó con tanta ilusión. Siempre puedes hacerte un poco el loco y hacer tus cosas, pero es cansado y suele doler con frecuencia.

En fin, me alegro mucho de sentir tu presencia por aquí.
Un abrazo.

Raquel dijo...

Querido amiguito.Aqui,en Sevilla inicio un nuevo camino en la escuela,en la ordinaria,en la q tan negra me pintábais y si,es cierto,el gris es el q abunda,pero yo llevo mi mochila llena de amarillos,rojos y verdes...porque quien sabe,igual alguien solo necesitaba q les pintasen el camino...Coge la brocha,pinta y calla!!!!! Q los niños no tienen la culpa de lo q les pase a sus aburridos maestros.Quieren aprender de maestros como tú,en tu versión colorista.

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