miércoles, 5 de noviembre de 2008

HABLAR CON LOS OJOS.

Aligerar equipaje para afrontar el frío produce, paradójicamente, belleza


Con el paso de los días he ido aprendiendo y adaptándome a las nuevas exigencias del trabajo. Encuentro ya recursos suficientes para avanzar con muchos grupos, pero aún quedan parcelas importantes en las que no sé qué puedo hacer, me siento profundamente inútil, y la falta de recursos me crea una inquietud difícil de digerir.

Esta semana he mantenido una reunión con el responsable de las actividades extraescolares, puesto que existe interés en la mayor coordinación posible entre la EF del centro y las extraescolares relacionadas. Esta coordinación representa un objetivo que siempre se plantea en mil documentos para quedar bien, pero nunca hasta ahora había constatado su existencia real. Como todos los demás aspectos organizativos del centro, parece funcionar a la perfección. Los monitores que impartirán las actividades son personas con experiencia en la actividad física con discapacitados y con una gran formación. Además, han mostrado interés por integrarse en esta forma de trabajo coordinada y por compartir las ideas que surgen de los distintos profesionales implicados.

Una maestra me dejó la pasada semana “Kathrin habla con sus ojos”, un libro que explica la vida, las ilusiones, y problemas de una niña con dificultades motrices y comunicativas que emplea sistemas de comunicación alternativos y que está escrito con la colaboración de la propia niña. Al entregármelo me dijo: “para que entiendas mejor cómo es la vida de algunos de estos niños”. Añadiré una frase expresada por la niña y que ocupó ayer mis últimos pensamientos antes de abandonarme a la cada día más necesaria oscuridad de los sueños: “No ser capaz de reírse sería peor que no ser capaz de hablar”.

Ayer recibí dos nuevas cartas de los niños de Peñarroya, en una nueva evidencia de que las muescas que cada grupo de niños imprime en la vida del maestro van mucho más allá del veintiuno de junio. Vaya si van.

El fin de semana abrazaré a Jaime y a su amante, anteriormente conocido, el primero, como Jaimecompañerodeblog. Nos jugó una faena, pero aún le queremos. Seguro serán dos días de compartir y hablar que se harán cortos: recordaremos las tontadas de siempre, lo del hatillo, el tractor, los viajes en bici, las idealizaciones, las latas de garbanzos, los lunes al sol, la casa de los horrores de María Moliner, el pescado de la noche y sus desvelos, y también, claro, el huerto, el Matarraña, la EF, la praxiología, los libros, la escuela, y la vida.