viernes, 28 de julio de 2006

Si alguien quiere disfrutar de la naturaleza (la de verdad) que se dé prisa, porque la destrucción avanza a ritmo imparable.
Aramón, Montañas de Aragón, reza el slogan. Tiene su punto cínico.
Ampliación de la estación de Cerler: tres campos de golf (Dios mío!), tres hoteles de cinco estrellas (Dios mío!), 13.000 nuevas camas (Dios mío!), zonas termales, etc...
Para mí, la gente que va a jugar al golf y a dormir a un hotel de cinco estrellas no encaja (supercoches en superautopistas, consumo, escasa valoración medioambiental, ...) con semejante maravilla de la naturaleza, sino que choca frontalmente con aquello que hace que se les llene tanto la boca a tantos y tantos políticos y gentes relacionadas con el cemento: el desarrollo sostenible.
Menos mal que moriré antes de que todo sea un gigantesco campo de golf.

jueves, 27 de julio de 2006

El MIT y la Educación

Una medida relacionada con la educación, a escala mundial, y con distinta acogida:
Lo que dice La India me recuerda, salvando las distancias, a los Tablets en nuestras escuelas. Una tecnología de fantasía, pero muchas veces dependiente de otras cosas que no son precisamente ejemplares.

miércoles, 26 de julio de 2006

Uno por diez elevado a setenta y dos toneladas por centímetro cúbico

Dice Stephen Hawking que, observando hechos como la existencia de algunos metales ligeros en el universo, o la velocidad a la que se desplazan las galaxias, se acepta que la densidad de la materia en instantes previos al Big Bang fue una cifra en torno a un uno seguido de setenta y dos ceros de toneladas por centímetro cúbico.
A mí, cifras como esta me sirven para relativizar cualquier asunto mundano, y hacen, junto con otras ideas leídas, que lleve unos cuantos días en los que me da la sensación de estar en una especie de sueño, de ser un personaje de algún libro, o algo parecido. No sé si existo, la verdad.
Necesito un físico. Leí una cosa de la que afirmaban ser el cambio conceptual en torno al universo más grande desde hace 3000 años (mayor que el descubrimiento del heliocentrismo de Copérnico). Pero no hay manera de entenderlo.

domingo, 23 de julio de 2006

Hoy publica Heraldo que el ayuntamiento de Benasque ha comprado un antiguo palacio a una constructora. A cambio permiten a esta constructora, entre otras cosas, edificar en el entorno de Benasque 200 viviendas donde las leyes permitían construir 70. El palacio albergará dos museos: uno sobre Benasque y otro sobre el Pirineo. Quizá les de tiempo a hacer algún panel donde expliquen cómo están acabando tanto con una cosa como con la otra. 1 de cada 20 casas del Pirineo aragonés están habitadas de manera estable. Tengo curiosidad por saber en qué punto de la proporción parará esto: quizá al llegar a 1 de cada 100. Entonces podrán llamarlo Pirineo D'or. O pueblos pirenaicos fantasma.
Ya comenté lo de "...la historia, para los historiadores", del pedagógico pensador Mariano Rajoy. Leo en el Mundo de Sofía una cita de Goethe que puede servir: "El que no sabe llevar su contabilidad por espacio de tres mil años se queda como un ignorante en la oscuridad y sólo vive al día". Ahí debe vivir don Mariano, en la oscuridad.
Un par de ideas más de este libro.
El autor diferencia entre juicios descriptivos (hoy hace sol) y juicios normativos (tengo que ser mejor persona). Afirma que para cualquier filósofo concluir con un juicio normativo partiendo de uno descriptivo es un disparate, algo bárbaro e impensable. También dice que hoy en día es la moneda más frecuente en el discurso polítivo: partir de oraciones "es" para llegar a oraciones "debe". No pongo ejemplos, el que quiera que les ponga imágenes propias.
Otra idea que me fascina tiene que ver con qué explicación da al mundo y a la existencia cada corriente filosófica. Y esto condiciona y determina asuntos como la libertad de las personas, su comportamientos, o sus metas en la vida. Por eso me parece tan importante pensar en esto con la escuela, y sus maestros, en en trasfondo de todo ello.
En relación a esto último, una idea que me dejó tutubeante unos minutos es de Spinoza. Se refiere a pensar en la inmensidad de los tiempos (unos 30.000 millones de años de antigüedad de la tierra) y del espacio. Una vez que podamos pensar en unas magnitudes de esta envergadura, nos imaginamos nuestra fugaz vida dentro de ese espacio y ese tiempo, y quizá comprendamos mejor nuestro sitio e importancia en todo ese proceso. Algo así como escalar unos kilómetros y observar de forma panorámica toda la historia y todo el espacio (sub specie aeternitatis: bajo el ángulo de la eternidad). Este señor decía que en poder conseguir esta auténtica visión panorámica del mundo y de la vida desde ese ángulo tan especial radicaba gran parte de la felicidad del hombre. Quizá por eso a algunos nos guste subir montañas.

viernes, 21 de julio de 2006

Me gustaría escribir con mayor asiduidad, pero cada escrito requiere ahora una incursión sorpresa en territorio comanche (buen libro para conocer mejor el -gran- lado miserable del hombre).
Dice Jostein Gaarner en el Mundo de Sofía que la filosofía debería ser asignatura en las escuelas. Y yo diría que en todas partes. Creo que los políticos, como el cura que coge agua bendita cada mañana para preparar su espíritu, deberían coger unos párrafos y leerlos despacio cada mañana al despertar, incluso preguntando, si es que algo no entienden.
Aumenta mi sentimiento de no entender casi nada del mundo que me rodea. Cada día soy más sensible ante muchos hechos, más escéptico ante soluciones, creo en ya pocas cosas.
Cada día es más evidente el deterioro del planeta, sus montañas, glaciares, mares, animales, plantas, ...; el clima nos avisa; los pueblos, sus gentes y tradiciones están muriendo, o, peor aún, están siendo vendidos por gente cobarde y desgraciada a cambio de dinero o cemento; la vida en la ciudad camina cada vez más rápido hacia lo superficial, el consumo, lo fácil, lo impersonal. Me da la sensación que todo el mundo vive ajeno a los grandes y auténticos problemas o preocupaciones. La herencia para los próximos habitantes del planeta no es un regalo, es una condena.
Por este asunto que ocupa el 80% de mis pensamientos he decidido intentar apartarme. Me salgo del camino. Dedicaré el resto de mis días a mis pequeñas cosas y a estar lo más alejado posible del mundo moderno.
Mariano Rajoy dijo el otro día una frase brillante, de las que proyectan a uno al estrellato. Preguntado por asuntos de la guerra civil respondió que eso eran tonterías, que "...la historia, para los historiadores". Supongo (espero) que este hombre no pensará esto, y, por tanto, me reafirmo en que vivimos en una época en la que lo importante es hablar, a cualquier precio, incluso con independencia de si se cree o no en lo dicho, siendo lo de menos el tamaño de la sandez o barbaridad que se diga.
Me da pena mi limitada memoria, ya que estoy leyendo algunas cosas tan importantes que me gustaría me acompañasen en cada momento en que tengo que tomar una decisión. El asunto es que se escapan tan rápido como crecen los pisos en esta maldita ciudad.

lunes, 17 de julio de 2006

Cruzaba a todo sudar hacia la Librería Central en busca de un libro de cocina ansotana, cuando la librería Féliz de Azara pasó a mi lado. Resultó estar en plena liquidación por reformas, por lo que he podido hacerme con un montón de libros. Algunos tienen que ver con guías de observación de animales y otros son un reto. Por ejemplo, el de entender alguna palabra de las que Stephen Hawking escribe en El Universo en una Cáscara de Nuez. Siempre he tenido ilusión por entender cosas tan extrañas como esas de la expansión del espacio y el tiempo, o las otras de las que me hablaba mi primo sobre las partículas que desafiaban no sé qué principio de incertidumnbre y eran capaces de estar en dos sitios a la vez. También varias novelas (Alatriste...), y, lo siento, un libro sobre Ansó y sus costumbres. Esto último puede que tenga que ver con el que será mi acto más irracional.
Me gustaría ser librero. Quizá cuando sea viejo lo sea.
Hace unos días visité Peñarroya de Tastavins. Los sentimientos fueron muy variados; muy extraños. Me resulta difícil comenzar de nuevo con todo, alejado de todos.
Además, Jaime se enfadó y me criticó porque no era capaz de regatear con los propietarios el precio de mi futura casa. Y me da la risa. Sólo me falta tener que regatear, como si todo lo demás no fuera ya suficientemente complicado. ¿En qué momento de magisterio, o de las oposiciones, enseñarían a regatear precios?. Al menos espero aprender catalán. Y, al menos, visité la casa de Palmira Plá.
Camino cada día sofocado y derretido entre las calles. Y no es el calor, sigue siendo la ciudad.

domingo, 9 de julio de 2006

La aventura ciclista transpirenaica ha concluido. Un par de lesiones de sendos miembros de la expedición han truncado las expectativas del grupo. Sólo Jaime merece un aplauso, por su preparación hasta el inicio, y por su comportamiento durante los 8 días que duramos.

En relación a la escuela, llevo nueve días de vacaciones y ya tengo ganas de que se acaben. Cuando todo ha ido tan bien durante el curso, está claro que difícilmente puede ir a mejor durante las vacaciones. Tres días en Zaragoza ya me han permitido volver a tener presente la mala gana que me entra viviendo aquí, entre ruidos, coches, obras, y con un aire irrespirable. Simplemente, no entiendo la cuidad. Desde la última vez que la vi, hace dos semanas, han crecido, cual setas, varios edificios monstruosos de más de diez plantas, se han levantado nuevas obras, y han plantado unas esculturas que me dan auténtica vergüenza ajena. Estas esculturas son letras gigantescas que rezan: "a", o el más profundo "Oh". "Estas esculturas invitan a pensar y a reflexionar sobre la dialéctica de la ciudad", supongo que afirmará con gran seriedad el artista o el concejal de turno (quizá sean la misma persona). Un graffiti, al menos, es más barato. Arte urbana.

Durante nuestro viaje, hubo un denominador común en todas las charlas que mantuvimos con gentes diversas: el crecimiento urbanístico desmesurado ha cambiado la identidad de cada lugar, cada pueblecito, y está destrozando buena parte de las riquezas tradicionales, naturales, de esos lugares. Qué pena.

Y casi todo, relaciones personales, afán de riqueza incontrolado, ciudades gigantes, me lleva a lo mismo. A la filosofía. Cuando uno está lesionado, está en el paro momentáneamente, vive en una ciudad, y su novia es adicta al trabajo, sólo le queda leer. Así que una visita a la librería General me permitió comprar El Mundo de Sofía, libro que tenía en mente desde que mi profesor de filosofía de COU nos lo recomendara. A través de la vida de Sofía, el autor se las ingenia, y este sí que con arte, para hacer un repaso de las principales teorías filosóficas en la historia.

Además, también compré tres tomos de iniciación a la filosofía para niños, de Edebé. Estos libros me los recomendó hace poco Alfredo Larraz, maestro de Jaca, y del que me gustaría haber podido aprender muchas más cosas en estos próximos años. A través de preguntas sobre temas clave como la muerte, la vida, el bien y el mal, la felicidad, va reconduciendo los procesos mentales del niño con nuevas preguntas que le obligan a encontrar otras perspectivas, otros enfoques, etc. Una iniciación al pensamiento, en resumen. Siento no poder utilizarlos en septiembre con mis alumnos ansotanos, porque sé bien el juego que hubieran dado, y sé que a unos cuantos les hubieran gustado mucho. En todo caso, creo que se los haré llegar y confiaré en que el nuevo maestro les dé buen uso.