lunes, 16 de junio de 2008

LAS PEQUEÑAS MEMORIAS.


Ahora hace un año aproximadamente que compré Las Pequeñas Memorias de José Saramago. Estaba aún encandilado por el placer encontrado en la lectura de La Caverna (recomendado por Jaime). Como el curso finalizaba, llevé la idea de las memorias a mi clase (con idéntico título que el libro) y los niños realizaron un trabajo muy interesante.

Hoy hemos medio acabado los contenidos “normales”; con cierta prisa y con el recuerdo nostálgico de mi profesor de física que pasaba dos meses y medio entre bromas, juegos, y anécdotas, y las últimas dos semanas de trimestre andaba apurado para completar el temario, llenando impecablemente pizarras y pizarras de teoremas y símbolos imposibles. Así, tras la citada conclusión del trabajo ordinario, he retomado la idea de las Pequeñas Memorias.

He distribuido la clase en grupos de tres o cuatro alumnos, y entre todos hemos elaborado un guión de temas sobre los que resultaría interesante escribir: anécdotas, profesores, libros leídos, compañeros, excursiones, asignaturas, revista de clase, etc. Posteriormente cada grupo ha personalizado su guión y ha comenzado a elaborar su trabajo.

No he desaprovechado la ocasión para nombrar a Saramago, alguno de sus libros y las historias que cuentan. Los niños también conocen ya al alfarero Cipriano Algor y su inadaptación a la vida en la ciudad y el gran centro comercial (al final siempre hablamos de nosotros mismos). Todos conocen al chikichiki, a Ronaldiño, a la Pantoja, y a la madre que alumbró a todos ellos, así que no parece desmesurado que les suene también un premio nobel de literatura de una talla cultural y humana extraordinaria.

Esta actividad pretende suscitar una escritura real en la que hablen de experiencias auténticas que han vivido en primera persona, una valoración crítica de un período extenso en el que han cabido muchas cosas, la colaboración con los compañeros para sacar adelante un texto común consensuado, el aprendizaje resultante de comprobar de primera mano otras formas de pensar, de expresar, y de escribir. Finalmente, supone para todos dirigir la mirada atrás, ver qué ha pasado el último año, y traducirlo a palabras.

Cambio de tercio: la niña marroquí de mi clase, aún con la comunicación muy dificultada, me ha dicho que a las 12:30 se tenía que ir a casa. Sin justificante ni adulto de por medio, no me ha quedado otro remedio que acompañarla rápidamente mientras un compañero vigilaba mi clase. Pensaba que tendría que acudir al médico, o algo similar. Al llegar a su casa me ha dicho que esperara. Un poco sorprendido, así he hecho. A los cinco minutos ha bajado con su madre (sólo se ha asomado hasta la penumbra del portal) y con un impresionante cuenco de cuscús para que repartiéramos entre los maestros. Diría muchas cosas sobre la aceptación, la integración, los valores, el racismo atroz, …, pero lo dejo aquí. Cada uno que haga su composición mental.