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Si finalmente el asunto torero se integra en el ministerio de Cultura, tendremos la evidencia incuestionable de que el fin del mundo es inminente y la humanidad ha entrado en una espiral de estupidez sin freno ni remedio.
Por mi parte, supongo que en los currículos educativos tendrán que incluir el toreo: historia, arte y estética de la faena, héroes de ayer y hoy; supongo que yo acabaré haciendo unidades didácticas sobre el Juli y el Muchachito de la Puebla. Y ensayaré con los alumnos el manejo del estoque y el capote.
Supongo también que la SGAE tendrá que estar al tanto y cobrar la tasa correspondiente a todo el que lleve cuernos o derivados, e incluso al que se atreva a exclamar un "olé" en contexto distinto al taurino.
Qué divertida es la vida.