lunes, 14 de octubre de 2013

EL ARTE DE TOREO Y LAS IDEOLOGÍAS.

No comento apenas en este lugar asuntos de índole social. Todo está tan lleno de tertulianos y especialistas en todos los temas, hay tanto ruido enmarañado por todas partes que, cuando tengo la inquietud de tratar algún asunto, el silencio me parece la mejor de las opciones.

Ha habido en los últimos meses tal cantidad de escándalos y sucesos alucinantes en el orden social y político que es ya muy difícil que algún hecho sobrepase el umbral de estimulación y nos llame poderosamente la atención. Pero la capacidad de algunos para la sorpresa es infinita: yendo al grano, declaro solemnemente desde este lugar mi vergüenza al vivir en un país que declara las corridas de todos como bien de interés cultural. Más aún, borro mi españolidad tras escuchar al encargado de la comisión de cultura que ha abordado el asunto explicar a los profanos que los toros sienten placer cuando mueren en la plaza. Así sí que se supera el umbral de estimulación; con récord del mundo incluido en la modalidad asuntos inefables. ¿Hablará de verdad esta persona? Espero que simplemente nos tome por estúpidos a todos, como hacen tantos otros. 

Hoy acusaban al ministro de Educación y Cultura del talante profundamente ideológico de su reforma. Yo creo que esto es una redundancia, quizá es de lo único que no se pueda acusar a este hombre provocador e irrespetuoso con los trabajadores que representa. ¿Qué acto humano no es profundamente ideológico?. Uno de los más brillantes pensadores, paleontólogo, investigador, escritor, divulgador, que dio el siglo pasado, S. J. Gould trataba en un ensayo sobre el estúpido afán de los investigadores por realizar estudios alejados de la opinión y la ideología. Afirmaba que era simplemente imposible. Y lo afirmaba en el mundo más tendente a la objetivización como es el de la investigación científica.

Enlazando planes de estudios, caciques, ideologías y toros, ha habido varios intentos, no sé si llegados a término con éxito (quizá éxito no sea la palabra acertada en este caso), de incluir en los planes de estudios de los niños el mundo del toreo, con visitas a la plaza, etc. No me imagino un acto más contrario a la escuela en la que creo. Supongo que incluir este asunto como BIC dará pie a más iniciativas de este tipo. Quizá acabemos haciendo en EF esa unidad de aprendizaje de "Vaquillas" con la que bromeaba mi jefe de estudios hace unos años.