sábado, 22 de abril de 2006

No sé como me las arreglo pero siempre me toca escribir los días malos de la semana. Nunca me sonríe el azar.

Ayer hice limpieza en un cuarto de la Escuela, y descubrí algunos documentos, fotos, libros, que dan para pensar un buen rato. Biografías de hace 50 años, trabajos de alumnos de hace 35, papeleo del maestro de hace 25 años (economía, programación, etc.). En definitiva, un auténtico tesoro para saciar curiosidades.

Especialmente me llama la atención el leer el tono, el estilo expresivo de esos libros de antaño: cómo ese tono se relacionará, supongo, con toda una forma de vida propia de esa época. Constantes referencias religiosas, gran formalismo (al menos, así lo entiendo ahora) en cada comentario u opinión, etc. Hojeé una biografía de un médico relacionado con la vacuna de la tuberculosis (Dr. Ferrán, creo recordar) y me impresionó el tono elevado, educadísimo, e incluso alejado, que empleaba el autor para referirse al doctor. También fueron curiosas algunas páginas de la biografía de Primo de Rivera.

En la Escuela la semana ha acabado muy bien. He vuelto a disfrutar de preciosos momentos con mis alumnos. Incluso he avanzado en algo en lo que cada día me descubro avances, y placer: utilizar un determinado tipo de experiencias, sentimientos, emociones personales para tratar de transmitir determinadas cosas, especiales también. Por poner un ejemplo, ayer traté de expresarles lo que uno siente cuando ocurre lo que dejé entrever en el último comentario (San Juan de la Peña). Lo mejor es que compruebo que prestan gran atención y que aprecian el esfuerzo que suponer trasmitir algunas cuestiones de una determinada manera.

Dentro de la sabida multitud de salidas y viajes de este trimestre se encuentra el viaje fin de curso a Santander. 2 días. Viable si el número de niños del CRA interesados ronda el 60%. En Ansó hay 22 niños en Primaria. Todos van, incluidos los de 1º. Me parece un signo de autonomía e implicación increíble de los alumnos. Mención especial para los especiales muchachos: considerando el esfuerzo económico que podía suponer el viaje, han ofrecido a su familia las estériles tripas de su hucha para poder acudir a Santander junto a sus compañeros y amigos. Bonito, ¿no?.