jueves, 17 de mayo de 2007

SI AL MENOS ME PRESTARA UNA DE LAS SIETE QUE DISFRUTA...

Un colirio para los ojos, unas pastillas para las pulgas, garrapatas, lombrices, y demás zarandajas parásitas. Leche de vaca, que la de gata está por las nubes, y unas migajas de atún tras las sardinas y las judías blancas con morcilla.

Jaime se parte de risa y aconseja el gaticidio. Yo lo siento por él, una persona sin sentimientos ni sensibilidad.

Los vericuetos de la profesión son inescrutables.

Las sorpresas han ido hoy un poco más lejos. Primero he realizado unas observaciones curiosísimas al microscopio, apenas confesables. Y posteriormente he indagado por sorpresa en la misteriosa psicología humana. Grandes risas internas.

Creo que en un mes formaré parte del tribunal evaluador en la oposición de primaria. Acabar un curso tras nueve meses de solitaria soledad, comiendo solo, cenando solo, pensando solo, riendo solo, sintiéndome solo (esto es lo único importante), no conduce a sentirme contento cuando conozco que estaré otro mes en Teruel capital, a tres horas del hogar familiar más cercano. Transpirenaica y otros ejercicios espirituales al carajo. Además, me da también un poco de risa evaluar algo tras una dilatada experiencia de dos años. Vergüenza, quería decir. Diría al inspector, o quien corresponda, que no me considero capacitado, pero también reiría, supongo. Creo saber que en Cataluña los novatos como yo no pueden ser candidatos para el tribunal de oposición. En todo caso, será curioso pasar por el proceso después de tan poco tiempo, y observar los detalles, injusticias, cansancios, nervios, presidentes de mirada fulminante, …, desde el otro lado. Y claro, no se dude, cargo ya con un pesadísimo sentimiento de responsabilidad.

El viernes viajaremos al Museo Pedagógico de Aragón. Será para nosotros como el día de los buitres para mis alumnos: probablemente uno de los recuerdos más bonitos del curso. Imagino que un poco colorados de vergüenza, con ese sentimiento de farsantes que igual nos acompaña toda la vida. Aunque será una alegría huérfana.