lunes, 7 de noviembre de 2005

"Manda mucha tarea, es el profesor, nos repite todo 200 veces, si hacemos algo tarde nos castiga, todo lo pone en la pizarra, está enamorado de un perro que se llama Tina, siempre tiene que estar todo en silencio, es muy chistoso, con todas sus quejas se podría escribir un diccionario y no nos cuenta nada de su vida privada".
No es Shrek el Ogro, es la descripción del maestro que esto escribe realizada por uno de sus brillantes alumnos, con el enigmático pseudónimo D.I.S. Qué majo es Diego.
Todo sigue discurriendo apaciblemente. Sigo pensando que me va a faltar tiempo para hacer todas las cosas que este trabajo y este pueblo me ofrecen (los que me visitan saben de lo que hablo).
Entre los problemas: en la oposición, y en estos últimos años, una de las cosas más oídas y defendidas se refiere al establecimiento y consolidación de hábitos (de trabajo, esfuerzo, higiene, etc.) por parte de los alumnos. Siempre he estado de acuerdo con ello. Lo que está ocurriendo es que al que está resultando difícil establecer sus propios hábitos en las clases es a mí.
O es la falta de experiencia o es que soy un profesor caótico, pero me doy cuenta que hay muchas ocasiones en que mi propio comportamiento es el que despista, o altera el buen funcionamiento del grupo. Creo que debo esforzarme en respetar más algunas pautas del horario, orden de asignaturas, etc. Pienso que a veces simplemente ocurre que tengo ganas de hacer tantas cosas que no respeto el ritmo natural de los niños.
Vuelvo a acabar con agradecimientos: desde el principio del blog hablo de lo afortunado que me siento. En cuanto a las ayudas recibidas en los últimos meses no lo soy menos. Hay ocasiones en los que ciertas ayudas desinteresadas tienen un precio incalculable, y siempre estaremos en deuda con ellos: José Antonio Ferrando, Julio Latorre, Charo Romero, José Luis Bernal, Víctor Juan.