jueves, 17 de abril de 2008

FENTI. MÁS MOMENTOS NESCAFÉ, MARIANO.


Fenti, así pronunciado, o de manera similar, significa en árabe “¿me entiendes?”, o algo parecido.

Pensaba escribir de unos libros, de unas cosas de animalitos (como me reprocha Jaime), y cuatro peripecias escolares, pero tengo una nueva sonrisa, y siendo que escasean no es cuestión de obviarla:

Subía a por el pan a última hora de la tarde y como suele ser habitual he llegado tarde. Pan congelado otra vez. Ya de vuelta he visto un grupo de niñas en una callejuela y me he acercado a saludarlas. Eran las tres niñas árabes recién llegadas hace unas semanas y dos niñas de mi clase. Una de las primeras, de primero de primaria, ha venido corriendo y me ha dado un gran abrazo mientras me decía “hola José Luis”. Después de ésto, el breve saludo se ha convertido en más de media hora jugando con ellas. En primer lugar era sorprendente cómo se entendían entre todas (han jugado juntas todos los días). Y más aún era comprobar la cantidad de juegos que conocían y enseñaban las niñas de Marruecos: en esos treinta y pico minutos he visto cinco o seis juegos diferentes, con sus retahílas, sus cancioncillas, su teatro previo a la acción, etc. Creo que no conocen la Nintendo, ni la Salsa Rosa, ni los Serrano (hace ya más de un año que no la veo y no puedo nombrar programas de moda actuales), lo que parece traducirse en una riqueza de juegos populares notable. Como colofón, muchas de esas retahílas, o fórmulas previas, ¡las decían en castellano o catalán!. Por ejemplo, en un juego de pillar, inicialmente han asignado colores a los participantes, contaban hasta veinte, etc, en castellano. Y cuando he amenazado con irme a comprar queso, me sujetaban de la mano mientran gritaban “vine José Luis, vine José Luis”, ¡ésto en catalán!. Finalmente mi amiga me ha dado otro estupendo abrazo y se ha despedido hasta mañana.

En definitiva, me he reído muchísimo, he aprendido unas cuantas cosas, y he disfrutado con unas niñas recién llegadas que maravillan con su esfuerzo por aprender y su alegría.

Y ayer otro niño subió a casa para que le prestara un libro de astronomía para principiantes que me compré hace poco. Este niño ha quedado hipnotizado por la belleza y fascinación del tema espacial, por lo que la astronomía es uno de sus principales intereses estos días (esta mañana explicaba a un compañero cómo una estrella puede acabar siendo una nube de neutrones, que, por otra parte, no sabía qué demonios eran). El caso es que mientras yo buscaba el libro se ha quedado observando unas pocas fotos en la estantería (padres, novia, grupos de mis antiguas clases de gerontogimnasia, …, ya saben…) y me ha preguntado: “José Luis, ¿y no les echas de menos viviendo tanto tiempo solo?”. Cara de circunstancias. “Pues claro, compañero”.

Ayer vimos http://www.alucine.com/ y surgieron dudas, siempre dudas. Varios quedaron pensando: “si es verdad que en el movimiento de traslación la tierra avanza a treinta (30) kilómetros por segundo (que ya cuesta creerlo), ¿cómo es posible que no oigamos el terrible ruido provocado por tal velocidad?. Hoy, al llegar de entrenar, otro niño se ha acercado y me ha dicho que no nos habíamos acordado en clase de resolver la duda. Así pues, mañana lo intentaremos. Que tengan buen día.