martes, 3 de abril de 2007

LÁGRIMAS QUE EL TÉ VERDE RECUPERA. LABORES ESCOLARES. MUSEO PEDAGÓGICO DE ARAGÓN.

Mientras escribo, huelo el jabón para manos con aroma de té verde. Y cada vez que lo hago confundo las teclas y he de apañar el desorden mental que se crea. Miles de imágenes y sentimientos acuden a la memoria con esta fragancia, que se convirtió en la triste antesala de una avalancha de desastres.

Creo que ya he nombrado varias veces unos estupendos libros que el año pasado nos recomendó Alfredo Larraz: ¿Qué es el Bien y el Mal?, ¿Qué es la Vida?, ¿Qué son los sentimientos?. Forman parte de una colección centrada en la iniciación a la filosofía para niños, y están realizados a partir de un trabajo en una escuela (¿rural?) francesa. Ya hice algunas cosas con ellos el año pasado, e incluso envié uno a una niña que mostraba sorprendentes inquietudes vitales. Estos días intentaré dar forma a algunas ideas para poder trabajar durante el trimestre en torno a este asunto. Principalmente he de considerar cómo lo presento, qué dinámica de trabajo seguiremos, de modo que se ajuste a las posibilidades e intereses de los jóvenes alumnos.

También trabajo en el asunto de las plantas. En este caso es sencillo, ya que sólo he de aprender y recordar algunos conocimientos, y mostrar a los niños los milagros y maravillas que encierran, de igual modo que los demás, estos fascinantes seres vivos. Bueno, y desenfadar a Paula porque tengo la casa llena de cacharros que he comprado para la causa: cincuenta kilos de tierra estándar, quince kilos de sustrato especial para cactus, varias macetas con distintos experimentos en marcha, algunos cactus, hojas secando bajo pesadas columnas de libros; además, tenemos invitadas a clase a algunas personas que nos ayudarán en algunos momentos, y esperamos poder realizar buena parte de las clases en el monte, al lado de los árboles que debemos conocer y apreciar.

Y claro, también la pobre educación física, maltratada este año. En primer lugar, por las medidas que llegarán desde la nueva ley de educación, que supondrán su mutilación. En segundo lugar, por mis desastrosas clases. Hace unos días Quico (ya puede denominarse oficialmente Quico el Añorado) me envió la parte de trabajo que la sección Pirenaica de Pintacoda había realizado en torno al atletismo, el tema de trabajo de este curso. Automáticamente me sonrojé y me avergoncé de estar este año tan lejos de mis compañeros en cuanto a calidad del trabajo se refiere. Me pareció indigno recibir semejante muestra de implicación, esfuerzo, y compromiso, aunque, a la vez, sentí el privilegio de poder aprender de su trabajo. Este trimestre debe ser mejor. Gimnasia rítmica (el asunto de estudio de Pintacoda el curso pasado, y una preciosa experiencia con mis alumnos ansotanos), orientación, y bicicleta, son buenos argumentos para enderezar el rumbo.

El Museo Pedagógico de Aragón ya ha presentado su primera publicación: el Libro de los Escolares de Plasencia del Monte, en edición facsímil. Hay muchas personas felices con este libro. Incluso hay alumnos de primaria que ya tienen opinión formada sobre su lectura. El libro que Simeón Omella ya soñó hace setenta años, y que muchos aún intentamos dar forma hoy. El libro de sus alumnos, sus preocupaciones y sus pensamientos. En Palabras Sencillas agradecemos el trabajo a las personas que han invertido su esfuerzo e ilusión en esta obra (un poco más de luz para los que tan oscuro miramos) y les felicitamos por el resultado.

Esperamos ansiosos la segunda publicación.