viernes, 28 de abril de 2006

Ayer nos reunimos varios maestros junto a dos inspectores para valorar la marcha del programa de los Tablet PC.
Para mí la reunión se traduce en tener que viajar dos horas de coche para charlar 50' en algo que podía haber realizado en mi casa durante 10'. Me exaspera la capacidad que tenemos los maestros para marear la perdiz y debatir cosas obvias. Jerséis, de nuevo.

En todo caso, sé que sólo veo los problemas de mi Escuela, y que la estadística de todos los centros inmersos en el programa dará a los responsables educativos la visión de conjunto que buscan.

La valoración que hago del programa es muy buena. Faltaba más. No creo que sea necesario decir los beneficios que supone que cada niño de tercer ciclo tenga un ordenador, o que en clase tengamos un cañón (sobre tecnología y niños; el artículo está ya en tercer o cuarto lugar). Pero, por la otra cara, todo se resume en que si baso parte de mi programación en el uso de una tecnología, debo tener unas garantías máximas de su funcionamiento (no fallos de conexión, velocidad de conexión aceptable, recambios disponibles, soporte técnico eficaz, etc.). Y por acá el asunto nos ha fallado.

Por si alguien está interesado, durante el segundo y el tercer trimestre en mi clase los alumnos han trabajado la asignatura de conocimiento del medio de manera 100% "digital", olvidándonos del pobrecico libro de texto (iniciación a los jerséis). El aprendizaje de los alumnos es infinitamente superior en cualquier plano analizado, incluido, evidentemente, el del propio manejo del ordenador y los programas empleados.

Hoy quiero despedirme enviando un gran abrazo a Ignacio. De él una antigua alumna me habló con gran cariño y agradecimiento este verano. Esto es algo que creo que todos, al menos yo, buscamos como maestros. Por eso le nombro, para que tenga una sonrisa al leerlo y para que gane una pizca más de ánimos para guardar en la mochila.