martes, 6 de noviembre de 2007

CONTRA LAS CUERDAS EN EL SEGUNDO ASALTO.


La situación amenaza con engullirme finalmente. El año pasado solicité estar en esta clase de segundo ciclo para afrontar el reto de trabajar con un grupo en el que había habido algunos problemas otros años. Este hecho apenas me ha influido en el devenir de las clases, está bien controlado, pero la clase es muy numerosa, la mayor del CRA con catorce niños, lo que significa que muchas iniciativas que he puesto en marcha en estos meses iniciales me están desbordando y suponiendo un esfuerzo importante que no sé si podré mantener el curso entero.

Quizá me haya equivocado y debería haber calibrado mejor el tiempo, las fuerzas y las características de la clase.

Se puede añadir el concurso de traslados en la lista de preocupaciones. Acaba de publicarse hoy la convocatoria. Tras llevar un año posponiendo el momento para pensar en él, ahora no se me ocurre nada distinto a seguir retrasando la decisión hasta el último día que la convocatoria permite. ¿Qué hacer si las ganas de estar con alguien son tan desmesuradas como la aversión a vivir en una ciudad grande, como las ganas e ilusión por vivir en un pueblo pequeño donde tener una vida sencilla, humilde, alejada de ruidos y pendiente de las pequeñas cosas de este mundo, sin necesitar demasiado?.

En Palabras Mágicas, al estilo de lo visto en otros blogs, los niños han escrito un artículo con sus impresiones sobre la lectura del libro Palabras de Caramelo. Me ha sorprendido muchas de estas opiniones: por su profundidad, sinceridad, emotividad, …; esto es una muestra, quizá representativa, de algunas actividades que exigen que el niño escriba con su corazón, con su cerebro, y ¡con ganas!. Me refiero evidentemente a actividades alejadas de las tradicionales y rutinarias que forjan personas que odiarán la lectura y la escritura, y que dan pie a esas citas en las que algunos afirman haber tenido una infancia productiva y feliz… ¡a pesar de la escuela!. En la sección de enlaces, ya tenemos dos colegios con lo que estamos iniciando una interesante amistad.

El viernes Paula provocó una gran idea: recibir a los niños cada mañana con una canción. Va sonando desde que entran a clase y supone una especie de ritual durante el que tranquilamente sacan sus materiales y se preparan para afrontar la jornada. Se evitan líos, los niños autónomamente se van organizando, y especialmente, se comienza el día con paz, armonía, belleza y quizá aporte un granito de arena en desarrollar su sensibilidad. De momento, In My Heart, de Moby, y Nirvana, de El Bosco, han resultado estupendamente, por lo que continuaremos este pequeño hábito escolar.

En Educación Física, tras la unidad de patinaje, hemos comenzado con una relacionada con la Expresión Corporal, pero la falta de preparación (en ambos sentidos) está haciendo que nada salga como debiera.