martes, 27 de octubre de 2009

¿QUÉ DEMONIOS HACEMOS AHORA?

Acabo de responder a una compañera de trabajo un correo en el que nombro ese texto precioso de Mariano Coronas llamado “Carta a los maestros que empiezan”. Le digo que recuerdo un fragmento donde se puede leer algo similar a que llegará un momento en que el maestro se sentirá con pocas fuerzas, lo que significará que ha ido entregando cada año sus energías, ilusiones, o esperanzas a sus alumnos. Y le digo esto a mi compañera para mostrar la sorpresa que supone un centro del que me iré con mucho más de lo que llegué. Quizá no con más fuerzas, pero sí con infinitos ejemplos de dedicación, esfuerzo, bondad, y cariño. Como le digo para despedirme, es una especie de milagro cósmico encontrar a tantas buenas personas juntas con una implicación tan grande en un trabajo tan bonito.

Cada día que pasa me sorprendo por la perfección con la que puede funcionar una escuela, y cada día constituye un aprendizaje privilegiado en la extraña labor de ser maestro.

Por otra parte, aunque un poco menos, sigo siendo un absoluto inútil que apenas sabe qué está haciendo o qué debe hacer. Un maestro que aún se ve en apuros a mitad de clase y piensa “mierda, esto tampoco ha funcionado; ¿qué demonios hacemos ahora?”

En lo concerniente a la otra parte de la vida, estos días las arañas se encuentran atareadas en su faena de lanzar hilos al viento y dejarse mecer en su extremo en busca de un incierto viaje. No me digan que no representan una metáfora maravillosa.

martes, 20 de octubre de 2009

CUANDO DIEZ ENTRE DOS ES IGUAL A DIEZ Ó A CERO.

Tastavín abraza a su hermana adoptada, que ya vive en la parcela que se ha comprado

Digamos que escribo a unos dos metros del suelo desde una casita de madera con vistas al paraíso.

Si hace unos días me deslumbró el dato del precio de la botella de vino de la boda real, hoy me desconcierta la candidatura de Madrid para las olimpiadas, que ha costado diecisiete millones de euros. Casi tres mil millones de pesetas, para los que pensamos al modo tradicional. Ayer a la hora de comer, una señora rumana llamó a nuestra puerta pidiendo un poco de comida porque estaba muerta de hambre y no tenía trabajo ni medio para valerse, recordando una escena que no era demasiado infrecuente hace unos lustros cuando yo era niño y mi madre solía entregar algún paquete de espaguetis o de arroz. Al bocadillo de pan ansotano con salchichón, tomate y aceite que le entregamos le calculo un coste de un euro y medio, lo que significa que la candidatura de Madrid se podría haber ahorrado el esfuerzo y haber entregado directamente más de quince millones de suculentos bocadillos a personas hambrientas. O invertir en educación, en cultura, en investigación,…; medio mundo languidece y el otro medio se recrea en su fortuna.

Las fiestas del Pilar han concluido. Hace unos días, unas horas antes de su comienzo, me encontraba en un parque haciendo ejercicio mientras escuchaba la radio. El alcalde de Zaragoza se divertía diciendo que sus fiestas eran ejemplo nacional por el civismo de sus disfrutantes. Mientras esto escuchaba, se mostraba antes mis ojos un panorama desolador de latas, escombros, excrementos, cristales, vasos, …que los disfrutantes habían extendido en todo el perímetro de uno de los puntos de interés de las fiestas. Incluso las vallas de cuatro metros que habían colocado para proteger el parque habían sido derribadas por los disfrutantes en pleno apogeo del disfrute cívico. Miraba aquello y no entendía nada. No entiendo semejante muestra de indiferencia hacia lo que es de todos, el destrozo gratuito, los operarios limpiando con rápidez para lavar la cara a la ciudad y considerando cómo colocar las vallas ante la inminente nueva oleada de bárbaros alcoholizados ávidos de destrucción y violencia. Es la fiesta. En otras se desangran animales hasta el delirio de los disfrutantes. Así nos divertimos. En Heraldo se puede leer hoy que la ciudad vuelve a la rutina tras generar cuarenta toneladas extra de basura cada día de fiestas. Es una buena cifra, supongo.

Para acabar, dos eventos a los que acudir: la impresionante muestra de papiroflexia en el centro de historia, y las jornadas sobre educación y libertad en la Facultad de Educación de Huesca.

martes, 6 de octubre de 2009

PEQUEÑA IMPRESIÓN SOBRE LA INJUSTICIA Y LA SINRAZÓN SOCIAL.

No puedo pensar apenas en otra cosa. En una de esas circunstancias casuales por las que un artículo concreto de una revista aparece frente a los ojos y se deja leer, aprendí que el líquido más caro del mundo es el veneno de un reptil americano cuyo nombre no recuerdo. Cotizaba a un buen puñado de miles de euros el mililitro, lo que se justificaba en su escasez y necesidad como materia prima para elaborar el antídoto. La noticia finalizaba indicando que el precio del veneno hacía insignificantes otras cifras, como los siete mil (sí, 7.000) euros que costaron cada una de las botellas de vino de la boda del príncipe de los españoles.

Estoy empeñado en ser mejor persona cada día, lo cual apunta hacia el comportamiento equilibrado, la bondad hacia los otros seres, no criticar bajo ningún concepto (salvo el propio comportamiento para mejorarlo), etc., pero aún no he llegado a un nivel suficiente de control para hacer frente a disparates tales. Por eso, me concederé una pequeña licencia: pienso que gastar siete mil euros por cada una de las muchas botellas que bebieron ese día es un acto infame, y que esta infamia aumenta y se convierte en inmoral cuando proviene de tal persona, entre cuyos representados hay abundantes que no ganan el dinero de una de esas botellas en un año. Más aún cuando el personaje en cuestión aparece con frecuencia en países donde sus habitantes tienen una vida en condiciones calamitosas y él diserta sobre la cooperacón y la ayuda humanitaria.

Por estas y otras razones pienso que lo más razonable sería ir ahorita mismo a su casa de cuatrocientos y pico millones, sacarlo de las orejas y colgarlo de sus reales testículos en la bandera mayor del reino mientras el dibujante de El Jueves le hace un buen retrato para la portada del mes. Dicho esto, intentaré seguir siendo mejor persona.