jueves, 13 de enero de 2011

PINCHA-PELLIZCA, WALDEN O RUSSEL.

Carbonero encomendándose a su deidad aviar

Escribir en el blog es un acto más bien interesado, pues, en respuesta a las cuatro palabras mal puestas y peor pensadas que he aportado, he obtenido centenas de referencias, imágenes, y recomendaciones sobre lecturas. A bote pronto, he leído y conocido mejor gracias a las aportaciones de los lectores y los blogs cercanos a escritores como Cortázar, Rosalía de Castro, Ana Pelegrín, Neruda, Carl Sagan, Borges, etc.


En las últimas semanas he podido saborear las interesantísimas ideas de Temple Gardin, persona con autismo y famosa autora de Thinking in pictures e Interpretando a los animales, el conmovedor relato de El curioso incidente del perro a medianoche, la biografía que da ganas de ser vivida de Harpo Marx, o La escuela contra el mundo, el libro de Gregori Luri (tuvimos la suerte de contar con su visita hace unos años) que nos hace a muchos darnos cuenta, una vez más, de nuestra ignorancia y tendencia a seguir corrientes pedagógicas sin análisis crítico alguno.


He comenzado a hablar de libros porque acabo de recibir un paquete magnífico de obras que han sido sugeridas enteramente por algunos de los amables visitantes o por los blogs que sigo habitualmente. Tengo irresistible interés en conocer a Bertrand Russel, de quien únicamente conocía pequeños fragmentos, y de quien todo el mundo señala como una de las mentes más brillantes del siglo pasado. Su Autobiografía comienza con el título “Para qué he vivido”, cuatro palabras que me atraen sin remedio hacia su lectura. La facilidad de la compra electrónica ha añadido también su Historia de la filosofía occidental, y sus Ensayos impopulares (Elogio a la ociosidad es otro título bien sugerente). Por otra parte, conociendo mínimamente los entresijos y las sorpresas que depara el autismo, es fácil sentirse atraído por la biografía de Daniel Tammet (Nacido en un día azul; si tienen interés seguro les encantará el documental “Gente extraordinaria. Una mente privilegiada”). También una obra donde se estudia a Camus, Bertrand, Unamuno y Cioran bajo el denominador común del inconformismo permanente (Inconformismos creativos). Y para acabar, uno que produce cierto desvelo: “cansado y decepcionado del progreso, de la frivolidad de una sociedad imbécil y de sus fracasos amorosos, Thoreau deja la enseñanza, cierra su fábrica de lápices, se convierte en asceta y se larga al campo para vivir con los pájaros, los árboles, los peces y las flores. Así nació Walden (…) de los dos años que pasó el autor en una cabaña, construida por él mismo a orillas del lago Walden”. A algunas personas ya les pasaba algo así hace doscientos años; ya les dije que el progreso y la evolución son ilusiones mentales. Sólo falta buscar una fábrica de lápices para cerrar. Walden o la vida en los bosques. Del deber de la desobediencia civil.


Por si no me da tiempo me despediré señalando que el próximo miércoles, a las 22:21, la luna estará llena por primera vez en dos mil once. Quizá sea buen momento para ir en busca de su reflejo. Además, se dará la bella circunstancia de que esa tarde, casi en el mismo instante en que el sol se retire por el oeste en el horizonte, la luna estará surgiendo esplendorosa por el este.


Que tengan un buen final de esta semana que ya nos acerca al final de enero.