jueves, 31 de agosto de 2006

Comenta esta noticia algo así como que los agricultores van a tener que regar los campos con el botijo. Falta imaginación. Que planten lechugas y tomates en los campos de golf, que ya abundan, y no veas lo verdes que están.
En Ansó, en un establecimiento rural que favorecía hablar y tratar con mucha gente, conocí a Koldo. Koldo es un vasco que acababa de llegar de China y que vive apaciblemente en un pueblo de San Sebastián. Koldo decía que no acababa de entender los comentarios políticos (y de la gente de la calle, añado yo) que felizmente hablan de algo parecido a "esto es muy bueno para la ciudad, la cuidad va a crecer mucho". Y, efectivamente, muchos allí no comprendíamos por qué se vincula lo bueno con el crecer. Parece lógico llegar a un crecimiento óptimo, pero crecer por crecer como garantía de éxito ... quizá sólo genere contaminación, tráfico, estrés, caos medioambiental, etc. Bueno sí, y unos cuantos millones para los que dan las "vitaminas de crecimiento".
Por cierto, para quien busque casa: ayer necesitaba a alguien que me hiciera reír y llamé a una inmobiliaria. Y se ve que son gente preparada en el arte del humor y la comedia. Entre Paseo Constitución y Plaza Aragón, 103 metros cuadrados, paredes y techo: 197 millones de pesetas. Toda la tarde entre carcajadas.
Mi espacio dentro de internet es muy limitado. Cada día la rutina es la misma: periódico nacional, Heraldo, Educaragon, y algunas páginas personales. Y ayer pensaba que visitar la página de Víctor me ha permitido encontrar personas a las que por unas razones u otras ha sido un placer leer. Ayer seguí la flecha hasta este blog y resulta que encontré, entre otras cosas, algunas tristes y sentidas líneas sobre el desastre medioambiental que empresas como ARAMON propician en Aragón. A través de esta página he llegado también a la Plataforma en Defensa de la Montañas de Aragón. Es muy curioso comprobar que hay personas que ya luchan y trabajan por algunas de las preocupaciones que yo sólo acierto a expresar. A los lectores les pediré que pasen por la página, se adhieran al Manifiesto de Defensa de las Montañas, y traten de difundir la iniciativa. Si concuerda con sus principios, claro.
Y este es el último o penúltimo artículo antes de emprender viaje a Peñarroya. Como me hago viejo, cada vez me cuesta mayor esfuerzo cargar con las cajas de libros, de ropa, las bicis, la vida entera, y ubicarme en un nuevo lugar, encontrar mi espacio en ese sitio. Mañana comenzará un nuevo proceso de desembalar, colocar, seleccionar, conocer y mirar. Durante los primeros diez días compartiré la casa con un guía de Dinópolis, así que, dentro de un mes, espero estar más informado sobre el Cretácico y sus moradores.

miércoles, 30 de agosto de 2006

PRENE A BOZ Y A PAROLA.

Hace unos días leí en Gurrión algo sobre el libro nombrado en el título. Una iniciativa de ROLDE consistente en apadrinar palabras aragonesas para fomentar su conservación y desarrollo.

Llevaba años creyendo apadrinar la palabra ENRONAR (ensuciar), pero ha resultado que al buscar el libro para recordar palabras y buscar la mía, encuentro que no aparezco, y que mi palabra la apadrina otro buen hombre. No tengo ni idea del porqué de este falso apadrinamiento. No aparecer allí es un poco decepcionante.

Ayer anduve por Huesca y fotografié mi escuela, facultad, o lo que sea ahora. Es mareante considerar todos los acontecimientos ocurridos desde que caminábamos por allí. Cada día tengo más claro que somos un personaje en manos de algún escritor bromista, o algo parecido.

También estuve en Ansó. Otras tantas sensaciones extrañas.

Y, por unas palabras pronunciadas por los amigos Carlos y Ana José, comenzaremos el curso leyendo la Senda del Drago, de José Luis Sampredro, y El Profesor, de F. McCourt. El segundo es atractivo por razones evidentes. El primero me intriga por el mero hecho de usar una palabra clave que me hubiera gustado mucho inventar a mí para designar tantas y tantas actuaciones horrorosas relacionadas con la naturaleza, o lo que es lo mismo, la vida: Tecnobárbaros. El año pasado los libros leídos al iniciar el curso fueron muy importantes. José, un Abuelo del Pirineo; Pirineo de Boj; Reverte; El Florido Pénsil; ...

He tenido también la tremenda suerte de cruzarme en mi camino con el grupo de música antigua Pneuma, e incluso de hablar desayunando con Arturo, uno de sus miembros. O, lo que es lo mismo, encontrarte con quien hablar se convierte en un placer, y además tiene una visión optimista de la vida. Si tienen la oportunidad de escucharles, espero que lo hagan. A mí me mantuvieron emocionado durante algo más de una hora.

domingo, 20 de agosto de 2006

Leo aquí un nuevo desastre en torno a las oposiciones de educación.

Hace pocos meses fueron los candidatos a bomberos de la DGA los que vieron cómo estaban obligados a hacer la última prueba de sus oposiciones sin conocer los criterios de evaluación.

Aún recuerdo cuando mi presidente de tribunal en las oposiciones de secundaria me decía que “no me preocupara, que era mejor que no conociera los criterios de evaluación” que iban a aplicar en una determinada prueba.

Para educación primaria, la primera prueba, la que elimina de un plumazo al 80% de opositores, es justo la más subjetiva, la que apenas permite diferenciar lo muy bueno de lo muy malo. Tribunales agotados, aburridos, adormecidos, maltratados. Temario de hace mil años, con temas sin aplicación alguna e, incluso, temas que tratan conceptos superados y que ya no existen.

Sinsentidos eternos, injustificados, que se amparan en la dificultad de juzgar con total ecuanimidad a todos los aspirantes, o en la inercia de un procedimiento que lleva años así, o por qué sé yo.

Sí, más bien lo último, qué sé yo cómo se puede consentir un procedimiento nefasto aplicado a unas pruebas en las que van dos cosas de, supongo, cierto valor:
- La vida entera de algunas personas que llevan años preparando una prueba, luchando por su vocación en ciertos casos.
- La educación de generaciones enteras, condenados a soportar a personas sin vocación ni preparación que ese estúpido filtro no es capaz de detectar; a la vez que no pueden beneficiarse de otros tantos que se quedan en el camino preguntándose incrédulos y aturdidos qué es en lo que han fallado.

He hablado con mucha gente de esto. Recuerdo ahora una charla con José María y David, del CRIET de Calamocha. El caso es que siempre coincidimos en que el asunto es complicado, pero que se podía hacer un poquico mejor…

¿De quién depende?, ¿por qué no se introduce nunca un mínimo cambio en el proceso?, ¿por qué ni se estudia el problema?, ¿por qué los propios maestros lo admitimos como normal y no hacemos nada?, ¿POR QUÉ?.

Pronto vuelvo a mi tierra. En cinco días estaré en Ansó. Y nadie sabe lo feliz que me hace ese reencuentro.

sábado, 19 de agosto de 2006

Por cierto: el oso y su cría que ayer fueron vistos en la Ribagorza, transitaban por el valle de Castanesa y alrededores.
Justo la zona elegida por ARAMON para ampliar la estación de Cerler y hacer sus campos de golf y sus cosas (habiendo arrasado antes el monte, claro está).
Si los osos transitan por allí, podemos comprender la exuberancia de la naturaleza en ese lugar. Su grandioso valor natural. El Gobierno de Aragón invierte en protección de especies, por una parte, y en construcción de carreteras y hoteles (que separan y condenan a las especies), por otra. Cierta incoherencia que se resuelve cuando piensan en términos económicos y deciden que sus prioridades tienen más que ver con lo segundo.
Gracias a Javier Torres porque ayer me permitió poder tener un público más amplio para expresar mi pataleta con la empresa que me roba cada día un poquito, y además se ríe. Telefónica, claro.
Parece ser que soy muy dado a no entender.
Ahora lo que no entiendo son las bodas. Las bodas de 20.000 (pesetas; añoradas pesetas, las de 35 una barra de pan) el cubierto. Mi última charla con Jaime, antes de que se me enfadara, giró en torno al sentido de estas bodas, de su fin lucrativo, y, en definitiva, de la pérdida del que supongo es su fin: compartir un momento especial con tu gente querida. Gracias a Dios, o a quien sea, este no es tema para el blog.
Simplemente quería hoy escribir para saludar a dos compañeros (amigos) con los que he pasado un rato dando un repaso general a la vida, y a nuestras cosas de la escuela. Todas esas anécdotas y complicidades con algunos alumnos que hacen que podamos hablar con tanta ilusión de nuestro trabajo. Carlos y Ana, encantados de teneros por aquí cerca.
Me encanta recibir impresiones de personas que trabajan en entornos diferentes. Siempre llega alguna gran idea. Me quedo con una que se refiere al sentimiento de incomprensión de la educación física por parte de profesores de otras áreas (ojo, que el asunto es muy grave). O a la necesidad de coherencia entre palabras y hechos en el profesorado, ausente tantas veces, si se pretende causar algún efecto en los alumnos.

miércoles, 16 de agosto de 2006

En ocasiones, cuando veo un edificio en ruinas, siento unas extrañas sensaciones.
Especialmente cuando el edificio mantiene intactas algunas de sus paredes mientras que otras están caídas o rotas, por lo que puedes asomarte a su interior y contemplar lo que allí hay.
En ese momento siempre pienso en que en esa estancia, entre esas paredes, sobre ese suelo, hubo hace poco o mucho tiempo vida: personas que se querían, sufrían, discutían, hacían sus quehaceres diarios, ...; justo en ese mismo agujero que mis ojos ahora contemplan vacío y hueco. Me resulta extraño y triste. Me parece como una especie de ilusión óptica de la vida, o quizá del tiempo.
En este caso, el edificio es una escuela. Está fotografiada en nuestra aventura mediopirenaica. En la imagen aún se aprecian parte de las letras. Creo que no hace falta ni siquiera considerar mi oficio para sentir una pena especial. Una escuela en ruinas es una imagen que simboliza no sólo muchos niños y maestros acallados ya por el tiempo, sino también mucha gente, y especialmente un pueblo, que suele contemplar como la decadencia de su escuela no es sino un indicio de su abandono y el aviso de su próxima desaparición.
(Jaime on holidays).

jueves, 10 de agosto de 2006

Hoy he estado de nuevo en el pueblo que me verá por sus calles los próximos dos años, en el menor de los casos.

Ya estuve hace un par de semanas con Jaime.

Hoy he vuelto a sufrir por el peligro que correré en los muchos viajes que haré por la carretera de Castellón, con todos sus camiones siempre en marcha. En todo caso, hay un tramo que casi es amigo, y que tiene que ver con muchos viajes (en una juventud ya casi lejana) en busca del siluro de mayor tamaño del pantano de Caspe. Uno tan grande que mordía en cebo de dos cañas a la vez.

También he cerrado el acuerdo por el que podré dormir bajo techo. Ya son muchos los caseros que he conocido, desde los que te cobran incluso las palabras que pronuncian, hasta Lorenzo y Petra, a los que daba clase de gerontogimnasia en Huesca y que estaban dispuestos siempre a ayudarte en lo necesario.

En esa casa ya imagino muchas lecturas, noches frente al ordenador, días con Paula robados al trabajo, soledad mientras miro por la ventana y noto el frío en la calle, niños que me visitarán, amigos que vendrán, y seguro que también, ya no sé ni cuándo, algún día, cerraré su puerta, pasará al mundo de los recuerdos y comenzaré a recordarla con nostalgia y tristeza.

Y aclaración para Jaime: no entiendes nada desgraciado. Yo lo veo al revés. Tantos lamentos, quejas, reivindicaciones, ..., tienen que ver con lo contrario: con que me gusta tanto la vida, me parecen tan bonitas tantas cosas, que no puedo comprender demasiados asuntos que las personas creamos. Y lo expreso como puedo.

martes, 8 de agosto de 2006

Dice que hoy ha leído que en el universo hay más estrellas que granos de arena en todas las playas del planeta tierra.
Hay que creerle porque anda enfrascado en asuntos de clonación, neutrinos, y teletransporte.

lunes, 7 de agosto de 2006

PIRINEO, ESCUELAS, LIMPIEZA.



Ya he oído a unos cuantos meteorólogos que, si el clima continúa de este modo, quizá en unos años la nieve sea testimonial incluso en zonas montañosas. Por si las moscas, ARAMON sigue su carrera frenética por convertir en campos de golf el Pirineo. Hace pocos días comentaba en otro artículo la expansión prevista para las pistas de Cerler, con hoteles de cinco estrellas, zonas “resort” (esta denominación elitista aplicada al Pirineo me produce dolor de muelas), golf, etc. Pues ya está prevista también otra ampliación más para la misma estación. Por el único hueco verde que aún le quedará a la montaña, supongo. El menú, el mismo: campos de tenis, pádel, nuevas telecabinas, nuevos accesos, más golf, etc.

Alegaciones personales resumidas:
- Este desarrollo no es sostenible.
- Aporta trabajo (primer argumento que esgrimen los promotores) muy estacional a la zona.
- El Pirineo es tan especial por su naturaleza y orografía. Ello ha conferido a los pueblos en el curso de los años unas formas de vida, costumbres, arquitectura, etc. muy distintivas y valoradas. Con acciones del tipo “campo de golf”, creo que se va dañando sin freno todo ese carácter especial: la naturaleza se va al garete (música en las pistas, talas de árboles, carreteras que aíslan e incomunican especies, etc.), y los pueblos se ven frecuentados por personas que poco valoran su tradición e historia (à ver pistas en el deshielo, cuando afloran en la hierba cigarrillos, latas, bolsas, y un “etc” muy largo).
- Estas iniciativas no valoran la riqueza etnográfica del lugar, sus tradiciones, lengua, artesanos, …, sino que de modo indirecto hacen que sean asuntos que se van extinguiendo poco a poco, dado lo alejados que están de los valores y cuestiones fomentadas: deporte, consumo, elitismo.
- En definitiva, creo, aunque esto es muy personal y arriesgado de decir, que estas medidas están haciendo que los pueblos pirenaicos implicados pierdan completamente su identidad, que se conviertan de la noche a la mañana en algo diferente a lo que han sido los últimos 1000 años. Y no creo que esto se pueda justificar con la palabra progreso. Me temo que cuando deje de nevar, o cuando la nieve deje de estar de moda, o cuando ya hayan acabado con todo árbol viviente, o cuando los pueblos sean grandes letreros luminosos que ya no recuerden lo que fueron, alguien se echará las manos a la cabeza y se dará cuenta del disparate. O no; igual se enciende un puro, se monta en su Audi, aparca en la puerta, y juega unos hoyos.

Siento la recurrencia en el tema, pero me duele demasiado.

Como ya pensé en la visita que hicimos con el CRIET de Calamocha hace dos meses, este fin de semana he vuelto por Albarracín y sus alrededores.

Todo sigue siendo tan bonito, pero un poco más transitado y menos tranquilo. En pueblos como Bronchales u Orihuela del Tremedal, pregunté a varios niños si eran del pueblo, y todos me respondieron lo mismo. Hay que ver lo complicado que es en estas fechas encontrar un muchacho autóctono.

En cada pueblo intentaba acercarme a observar su escuela, como si de ese modo pudiera escuchar, ver, sentir, captar de alguna manera, la algarabía de sentimientos, palabras, gestos, preocupaciones, que durante el curso se viven dentro de un edificio que ahora aguarda adormecido el nuevo curso escolar.

Especialmente bonitos me parecieron los de Orihuela y Daroca. El primero construido hace escasos tres años. Sus grandes cristaleras me hacían pensar en un maestro dando clase en una mañana fría de invierno (casi 1600 metros de altura del pueblo) mientras por allí entraba generosamente el sol que calentaba a los aún somnolientos alumnos. La lástima, el patio: cristales rotos en el suelo, papeles, ventanas rotas, botellas de bebida, etc. Así celebramos ahora las fiestas de la localidad. En Daroca, un edificio de estilo renacentista según mi novia, la escuela estaba abierta. Sonaba un violín, y supusimos que se emplearía como escuela de música para el verano. En todo caso, era muy bonito, con la luz del atardecer, escuchar una melodía tan dulce saliendo por las ventanas de una escuela que ahora descansa.

miércoles, 2 de agosto de 2006

Ecuador de vacaciones superado.

Ya han comenzado los pensamiento sobre qué encontraré, qué caras tendrán, cómo serán las familias, cómo será mi vida, quién me visitará y dejará buenos recuerdos para el futuro, ¿seré buen maestro?, ¿seguirá yendo bien la vida?, ...

Mariano Coronas habla en su Blog de la Guerra, o lo que sea, del Líbano. Allí mueren cada día decenas de niños.

No sé qué pensar. Es un tópico lo de qué pena me da, fíjate lo desgraciadicos que son, etc..., mientras vemos el telediario; lo que me preocupa realmente es lo acomodados que estamos en nuestras ciudades, las pocas ganas de luchar por unos cuantos valores. Últimamente he dicho varias veces que me gustaría haber vivido hace 35, 40, 50, años. La gente se ríe de mí, e incluso algún abuelo (y siempre tienen la razón; ojalá tuvieramos claro esto más veces) me dice que estoy tonto, que cuando pasara hambre o miedo una noche, igual cambiaba mi forma de pensar. Pero el asunto es que me gustaría vivir en una época donde se luchara, de verdad, por cosas importantes: el comer, sobrevivir, la familia, los derechos, la dignidad, los amigos.

Me gustaría que la sociedad compartiese un malestar continuo ante tantas barbaridades, injusticias, desgracias, y fuera capaz de hacer algo más que llevar una pancarta unos cuantos metros. Una sociedad a la que le dolieran tanto las guerras, los pobres, los niños que trabajan, los niños y madres que son comidos por las moscas mientras agonizan, ..., que no permitiera que políticos, empresarios, o quien sea, miraran hacia otra parte. Remedios de verdad, de los que buscan soluciones a toda costa.

Y otra vez pienso en la televisión, gran hermano, gran superviviente de la isla, gran serrano, gran UPA Dance, y la madre que los parió. Ah sí, y en el anuncio de la revista Lola, o algo así ("yo sólo pienso en la revista Lola, y lo demás me la suda", reza el slogan del anuncio; bárbaro, impresionante). La televisión que da la dosis de morfina diaria a toda una sociedad. Ya me da igual que me digan bruto y radical. Me da asco vivir con estos valores y este comportamiento social.