lunes, 7 de mayo de 2012

EL ORDEÑO MACROECONÓMICO

Rodrigo Rato llevando ramas a su banco

Definitivamente el mundo se está poniendo muy difícil de entender. Más aún de explicar. Igual lo mejor sería no pretender ni una cosa ni otra. Mi abuela murió sin saber leer ni escribir, su comprensión del mundo se limitó a trabajar y a querer a los que tenía cerca. Y creo que tuvo una gran vida. Quizá sirva con eso y el problema radica en que lo complicamos demasiado.

A grandes rasgos el mundo lo diseñó un ganadero. El concepto clave en el día a día del planeta es el de ordeñar. El entramado macroeconómico es una gran máquina succionadora que extrae el líquido aprovechable al despistado que pasa cerca. Por eso es también importante despistar. Ordeña en la mayor medida posible, pues el ganadero suele tener prisa por ordeñar en otros lugares y a otras personas. El sistema muestra su perfección cuando el ordeñado debe pagar con su esfuerzo, una vez más, las reparaciones de la máquina succionadora. Es el gran circuito cerrado y perfecto del ordeño. Además la máquina puede succionar de modos inverosímiles: igual le da exprimir una teta, que cobrar dos veces por lo mismo, que pagarte cada vez menos por hacer cada día un poco más.

Si se añade un poco de aletargamiento general, miedo, fútbol y televisión variada, un campo de golf o un casino, información ingente de efecto despiste, el organismo ordeñado casi acabará dando gracias por su suerte o se enzarzará en ardua pelea con los ordeñados por otras máquinas.

Hoy nuestro presidente ha dicho que está mintiendo, pero que y qué; en Grecia el partido neonazi avanza, da una rueda de prensa llena de gritos y miedo y anuncia que sus medidas para el control de la inmigración pasan por minar las fronteras. He comprobado la afirmación en varios lugares porque no podía creerlo. Minar, tal cual, poner minas en el suelo.

No sé qué añadir. Los que nos creemos con un poco de dignidad deberíamos hacer algo. Digo yo.