lunes, 30 de abril de 2007

ESCUCHA ABUELICA.

Hola abuela. Todo sigue marchando bien. Con dudas, como siempre será, pero bien. Hay muchas cosas bonitas en marcha. Me hubiera gustado que esperases un poco y hubieras visto el pueblo donde vivo, lo que aún tardará en llegar, o la exposición próxima sobre escuelas abandonadas en las que he tenido la fortuna de participar. No hice gran cosa, pero seguro que te hubiera hecho feliz. Y otras muchas.

Hace unos días Jaime me regaló un libro de poesía. Te escribo una que me gusta. Se titula Canción 22, y es de Rafael Alberti. No te preocupes, que yo te la leo.

Yo no sé – dímelo, viento-
si al cabo de tantos años
el canto que sopla dentro
de mi corazón, la música
de mi corazón son algo
más que tú, que eres tan sólo
viento.

¿Qué he sido, viento?
Viento quizás, solo viento.
Solo, ahora, aquí contigo,
de cara a ti –dime, viento
cansado de estas barrancas-,
¿soy lo que tú, solo viento?.

Quise ser vario, diverso,
múltiple, tener un cántico
pleno.
yo quise
tener un cántico pleno.

Pero no sé, viento solo,
perdido de estas barrancas,
si seré al fin lo que tú:
viento.
Algo que tan sólo pasa
y en nadie deja recuerdo.

Viento quizás, solo viento.

A ver si un día te puedo leer una mía. Si te parece bien, de vez en cuando, te contaré algunas cosas de lo que ocurre por aquí. No te preocupes demasiado, que tenemos cuidado con las puertas, el gas, y esas cosas. Un beso.

Por si quieren poner música a esto, suena en mi cabeza Sad Eyes de Bruce Springsteen.