lunes, 27 de febrero de 2006

Disculpas por el apagón informativo. La ciudad borra mis ideas.

Muchas vueltas, muchas visitas, y ganas de volver.

El viernes recorrí los pasillos de magisterio. Las listas de apuntes en reprografía, los despachos, las clases, los listados de notas, la biblioteca. La sensación, después de las peripecias de los últimos meses, fue nostálgica, melancólica, confusa.

Por la tarde, otra visita. La Anunciata. Debía saludar y despedirme de los que fueron mis compañeros el curso pasado. También sensaciones especiales al recordar sus escaleras, clases, rincones, ruido de los niños al bajar, olores. Algunos niños me preguntaban por mi pelo como si la última vez que me hubieran visto hubiera sido el día anterior, y no hubieran transcurrido 8 meses realmente. Y, por si Ignacio cayera por aquí, un abrazo y los mayores ánimos y deseos de rápida recuperación.

Y libros. Seguí la recomendación de mi hermano y leí "El Principito". Además, recibí el regalo de "El Convoy de los 927" (gracias Víctor y Maite), y compré "Historia de España Contada por los Estudiantes".

El sábado por la noche, mientras me entregaba a esa tarea que la ciudad me brinda con generosidad, perder el tiempo, escuchaba una charla entre dos mozos de 2º de bachillerato que hablaban sobre la universidad en la marquesina de la parada del autobús. Ella afirmaba querer estudiar magisterio, puesto que la nota le llegaba y había oído que no exigían demasiado. Agaché la cabeza, seguí concentrado en no congelarme, y ví pasar por mi cabeza en unos segundos los que probablemente serán los próximos tres años de la alegre muchacha. Así de fuerte, Có.

martes, 21 de febrero de 2006

Hoy ha sido un extraño día.

Había apatía generalizada en el ambiente. Nuestros estados variaban desde la enfermedad leve de algunos hasta el adormecimiento mayúsculo de otros. A ello le añadimos el color gris del cielo, y como resultado tenemos un día de clase con un ambiente lento y viscoso como el puré de patatas y calabacín que acabo de cocinar.

Hay algunos temas que me gustaría comentar, y recibir consejo, pero entran dentro de lo que se puede considerar secreto profesional.

Ayer en clase de ESO tratábamos temas teóricos relacionados con el aparato cardiovascular. Estas clases suelen acabar en un torbellino de preguntas y mil dudas de los alumnos, muchas de ellas sin relación con el tema principal. Aprendizaje en todo caso. La cuestión es que hablábamos del cáncer y del sida cuando comentaron que el señor cura les había indicado que la lepra era una enfermedad de pecadores, que era una especie de castigo divino. No sé qué diría el señor cura realmente (espero que...), pero la cuestión es que lo que los chicos habían obtenido como conclusión final era eso. Me acordé de Diario de Motocicleta, del Che Guevara y sus leprosos. Los propios alumnos reían, así que pensé que no debía hacer comentario alguno.

Doy la bienvenida a Jordi Roca, un visitante habitual de la página que nos ofrece frecuentes comentarios e ideas desde una escuela catalana. Espero que Acebes no repare en los lazos que se establecen en esta página con el enemigo. Muchas gracias por tus aportaciones.

domingo, 19 de febrero de 2006

Muchas veces en clase digo algo y me quedo después pensando que es algo que ya viví como alumno. Entiendo así la importancia e influencia de muchas cosas de nuestra vida ya vivida, que se manifiestan, de repente, en algunas circunstancias. Momentos con D. Gustavo en mi EGB hace ya 15 años (¡!) aparecen, sin avisar, en la Escuela de Ansó.

Ayer sábado se celebraba en el frontón un concurso de disfraces. Me acerqué un momento para saludar a mis alumnos. Son, aún, sensaciones extrañas las que se crean al ver a los chicos fuera del contexto habitual (el escolar), y, más aún, a las familias.
Además, en unos minutos de mirada silenciosa y furtiva, comprobé el comportamiento de mis alumnos en esa situación. Ninguna diferencia con la escuela.

Por cómo me hablan, por lo que me cuentan cuando nos cruzamos por las calles, por otros pequeños detalles, veo que mi relación con ellos sigue avanzando. Muchas veces hacen referencias a profesores que han pasado por el pueblo, y me pregunto qué comentarios se harán sobre mí. No sé si esta preocupación tiene sentido, o incluso que pueda ser negativo el hecho de tenerla. No sé si tendrá que ver con ser novato y con la necesidad de encontrar "puntos de refuerzo", referencias positivas.

Quiero pensar que tiene más que ver con una forma de entender la escuela en la que la (buena) relación con los alumnos es importante. Aunque también hay quien dice que ofrezco excesivas confianzas a los alumnos.

Quizá sería interesante que algún maestro, de los que por aquí pasan, ofrezca su punto de vista sobre la relación profesor-alumno. O algún estudiante manifieste qué opiniones va creando a este respecto. Creo que esto no se estudia, sino que tiene más que ver con el modo de entender la vida y cómo esta te hace entender la escuela.

jueves, 16 de febrero de 2006

La vida sigue su curso.

Empezaré por una cuestión de las llamadas de Perogrullo: si preparas las clases... las clases funcionan mejor. Yo me entiendo: he comentado alguna vez que en este segundo trimestre, entre algunas ideas nuevas que estamos poniendo en marcha, trabajo que se empieza a acumular, papeles que se amontonan, etc., iba un poco apurado. Pero intento dedicar el tiempo necesario a planificar cada día porque compruebo cada momento que esa planificación tiene repercusiones en todos los sentidos (aprovechamiento del tiempo, control del grupo, satisfacción final con lo realizado, etc.).

Recuerdo una de esas fotografías que la memoria va almacenando: curso pasado, un poco de sueño, esquivando coches y viendo niños escondidos fumando el primero del día. Yo alegre a buscar a los niños de 3º para hacer Ed. Física, "hola hermana Teo, ¿qué tal va todo?". Su tutor, Antonio, con su mesa, y casi él, cubierta de cuadernos, notas, cartas, papeles, carpetas. Cada día que pasaba más papeluchos por todas partes.

Y este año, igual que esa especie de "ilusión de lo ya vivido" que me asalta en el patio recordando Campo, también me voy muchas veces de mi clase y aparezco en esa clase de la Anunciata, pensando que al profesor se le apoderan los papeles. Y entonces algún alumno me llama, vuelvo, y comprendo (porqué mi mesa está como está). Déjà vu.

Algún día habrá que hablar de Cristian. De nuestro amigo de Campo. De cómo la suerte y el azar (y 10 días de calor y enfados), en buenas dosis, deparan caminos tan dispares, tan insospechados. De tribunales donde un fantasma ha abducido al presidente.

Tenemos en marcha un experimento psicológico. Intentaremos conocernos un poco mejor a través de la ayuda de los compañeros. El primer voluntario es el que esto escribe.

miércoles, 15 de febrero de 2006

Hoy Blogger está cansado y no me deja publicar, pero no le culpo, ya que son días para estarlo. Todos tenemos derecho.

Jaime me dice que debo poner título a mis artículos. No me apetece demasiado, así que seguiré sin hacerlo hasta que me obligue un poco más.

Hoy iba a ser una tarde de trabajo, puesto que a las 19h ya estaba todo dispuesto para ello, pero tres niños se han puesto a llamarme a gritos desde la calle. Tenían hambre y solicitaban merienda. Así que hemos comprado unas tortas y hemos estado hablando de la vida, de su mundo y el mío, un buen rato, mientras pasábamos un poco de fresco.

Carnaval a la vista. Lo que es lo mismo: otra zancadilla al trabajo diario, a la continuidad. Ojo, sé que todo tiene su sentido, pero deberían ser cuestiones puntuales. Si sumo todos estos días “especiales”, y las fiestas, y…, no le encuentro el sentido. Y si añadimos los preparativos y las secuelas…

Intento diseñar una miniweb para el colegio. Necesito informático.

Los alumnos han establecido contacto electrónico y ordinario con unos amables y simpáticos niños del C.P. César Augusto de Zaragoza. Es una actividad que da pie para aprender muchas cosas.

Estos días el timón anda un poco confundido Jaime, voy a la deriva con las velas rotas, y esperando si seré abordado por los piratas, o retomaré el pulso de la nave.

Navega, velero mío
sin temor,
que ni enemigo navío
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor

viernes, 10 de febrero de 2006

Creo que votaré en blanco. Hasta que llegue un partido que no guste de la carroña.

En la Escuela estamos intentando comprender qué es la luz y el calor. Pero las de verdad, no las descafeinadas, desnaturalizadas y sin azúcar del libro de texto. Aunque no es tarea fácil.

También hay muchos que están disfrutando con la Canción del Pirata. Hemos leído que es un canto a la libertad, y a la rebeldía social, política, y religiosa. Por ello, mis gracias al señor Espronceda. Hoy creo que no daría opción a que la enfermedad acabara con él. Se iría antes.

Sin conocerle y sólo leyendo sus artículos desde hace escasos meses, Mariano Coronas es un incentivo y un punto de ilusión para transmitir (intentarlo) a los niños amor por los libros, por las historias, por la poesía.

También estamos disfrutando del bádminton. Una nueva actividad para nuestro ocio, nuestra salud, nuestros amigos.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento
mi única patria, la mar.

martes, 7 de febrero de 2006

Hoy ni siquiera la televisión me inspira.
No tenemos feedback y estamos muy tristes. No hay gran problema porque nos gusta escribir (por escribir), pero nos sentimos cibernéticamente solitarios.
Sólo diré hoy que me hace muy feliz comprobar cómo la relación con mis alumnos va evolucionando cada día. Cómo somos capaces de decirnos más cosas, de decirnos las mismas de distintas maneras, de mirarnos de modo diferente, de usar algunos silencios, de interpretar mejor nuestros gestos, palabras, sonrisas, ...
Es esto lo que me parece uno de los aspectos más bonitos de mi trabajo.
Y como cada día sigo estando un poco más feliz, cada vez me da más miedo el resultado del concurso de traslados. Por si alguno de los 10 o 20 lectores tiene un poco de influencia en el asunto: quiero seguir aquí. Precio a convenir.
Siguen debatiendo los políticos, tenaces ellos, lo de la asignatura de educación civíca. Creo que el resultado será algo como enseñar con un libro a nadar. Sin piscina.

domingo, 5 de febrero de 2006

Bendita televisión. Cualquier problema y... Alehop!, todo solucionado.

Hoy que estaba yo un poco espeso, pues visto y no visto; 2' de zapping e, ipso facto, distintos temas sobre los que hablar.

Mi querido y desaparecido profesor de física comentaba eso de que ahora los jóvenes eran muy distintos, y el problema radicaba en comprender si realmente eran distintos ellos o desfasado el profesor.

Lo que me ocurre ahora es que viendo los productos que la televisión ofrece a los jóvenes, soy yo el que se siente totalmente alejado. En otro planeta (pero de otra galaxia).

Algunas delicias que mi memoria ha podido capturar: "tranquilo coño, que esta noche mojamos el churro", "a esas pavas nos las ventilamos esta noche", "¿porros?, pues claro que fumo, y se los recomiendo a todo el mundo", "perdona Satur, que he ido de putilla sólo para que tú hicieras mi entrevista". Por supuesto, todo aderezado con un instituto de por medio y muchos jóvenes guais, olé, con boinas y cosas raras, a arrasar el mundo, colega (que lo flipas).

Y todo en dos minutos. Palabra del Niño Jesús.

Y no entiendo. No sé quién hace esas cosas, ni por qué las hace, ni para qué. Quiero pensar que aquí no se explica todo con la oferta y la demanda. No entiendo qué tipo de anormalidad tan grande tiene que haber en la sociedad para que esa mierda televisiva sea ya moneda corriente. No comprendo una situación en la que la existencia de tales productos, televisivos en este caso, muestra una falta de inquietudes, de espíritu crítico, de valores, de GANAS DE VIVIR tan desesperantes.

Doscientos cuarenta y cuatro minutos al día de veneno por persona. ¿Es esto lo que llaman país desarrollado?.

Aquí en Ansó una familia con varios niños no tiene televisión en su casa. Esos niños no pueden hablar cada día de los malditos serrano y todos sus secuaces, pero tienen unos padres que se han ganado toda mi admiración.

Estaría divertida una encuesta sobre las series de moda entre los estudiantes de magisterio.

jueves, 2 de febrero de 2006

ATENCIÓN, NOTICIAS DE ÚLTIMA HORA.

Se confirman los peores pronósticos, el maestro de Ansó no tiene vergüenza, o ha perdido la poca que le quedaba.
Ante los llamamientos de medio pueblo se ha levantado a las 10:29 minutos, llegando 35' tarde a su lugar de trabajo.
Ante semejante muestra de incompetencia y caradura queda desautorizado en cualquiera de las opiniones que pueda manifestar en este espacio de aquí en adelante.
(Cuánto te estarás riendo y alegrando, maldito traidor).

miércoles, 1 de febrero de 2006

Con la escalofriante cifra de 10 o 20 lectores al día no surgen excesivas ganas de lanzar las ideas al mundo. Ideas muy íntimas y personales en muchos casos.

Supongo que tendremos que poner en marcha algún concienzudo plan de marketing y revitalización. O quizá, como ya propuso uno hace poco, tendremos que empezar a incluir algún material de alto interés para los internautas. Aunque entonces cambiaría la temática del blog. Ya veremos.

Hoy leo que en enero se han batido los récords de consumo televisivo por parte de los españoles. La nada despreciable cifra de 244 minutos por persona y día. Si consideramos también un dato que parte de mis propias investigaciones (muy peligrosas, por cierto), y que dice que enero no ha batido pero sí igualado el nivel de bazofia televisiva de los meses precedentes, pues que juzgue cada uno. 244 minutos. La auténtica escuela de nuestros días.

También leo que en Badalona el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña obliga a un colegio a impartir, de manera individual a un niño, las cuatro horas semanales de lengua española que obliga la legislación (y que no impartían). Estoy en una fase en la que empiezo a no comprender bien algunas reivindicaciones nacionalistas que antes aceptaba instintivamente. También empiezo a no entender algunas acciones nacionalistas que más bien parecen pretender perder riqueza cultural antes que lo contrario. Pero no me apetece hablar de esto. La cuestión es que me da pena lo de esta escuela de Badalona. Me parece que no es más que un detalle de cómo un asunto político (lo que para mí significa, cada vez más, suciedad, egocentrismo, e intereses particulares) afecta de manera tan decisiva en la educación de varias generaciones de niños. LOGSES, LOCES, LOES. A esto mi amigo Arturo le pondría un apellido bien claro.

Hoy en clase hemos intentado comprender qué son los agujeros negros. Lo que tiene su miga porque si le preguntamos al señor Hawking nos intentaría explicar cosas como que el espacio y el tiempo se expanden junto al universo, o que el lugar donde se concentraba toda la materia del universo tenía volumen cero y densidad infinita. Y la España de los hermanos grandes, los serrano y el fútbol (fúrbol) (casi mejor los toros, la tortilla de patata, y las sevillanas) viendo sus 244 minutillos de televisión diaria; directa a la vena.

Nada más hoy. Saludos a los diez o veinte, nuestra pequeña familia electrónica.
En la reunión de este trimestre indiqué a los padres que estábamos en el momento importante del curso, tras el primer trimestre de adaptación y el último tan corto. Espero que le saquemos gran provecho, pero tengo la impresión de que se empieza a acumular el trabajo.

Estos días hemos tenido que suplir al maestro de infantil, como hemos podido, entre los otros tres maestros de la escuela. Hoy por la tarde he estado yo con estos alumnos de infantil y con los míos. Horroroso. No he podido hacer nada más que sofocar quejas y peticiones, vigilar que nadie se hiciese daño. En definitiva, he hecho de madre. Y lo odio porque no es mi trabajo (creo) y me genera una terrible sensación de descontrol y de no sacar ningún trabajo adelante con mi grupo.

El día a día está plagado de obstáculos como éste, o fiestas, o días de la Paz, del Carnaval, o del Jamón con Tomate. A eso le añadimos los lógicos catarros de cada niño, sus viajes, etc., y tenemos que la continuidad, que tan importante me parece, está amenazada por todas partes.

Hoy el señor al que pago cada mes, me ha dado un regalo en forma de palabras. He podido escuchar algunas historias de hace años, de cuando la vida era más seria y más auténtica que ahora, cuando no había silicona, ni photoshop. No dejo de pensar en los vertiginosos cambios de los últimos años. Ya se sabe... no me gusta casi ninguno.