
Peñarroya de Tastavins es, por fin, el destino definitivo. Parece que hubo algunos problemas informáticos y hasta hoy no se han confirmado los destinos. Me voy haciendo a la idea de tener que perseguir cabras por el monte en vez de osos, de aprender el idioma de mi hermano catalán, y, sobre todo, claro está, de cambiar de alumnos.
Mañana acudimos al Ayuntamiento de Ansó, para que el alcalde enseñe a los alumnos algunas cosas importantes sobre su pueblo, y, de paso, aprovecharé para engañar a su tan dispersa atención en este último trimestre.
El lunes salimos de viaje de fin de curso, junto a todos los niños del CRA, hacia Santander. Mi experiencias en estas salidas siempre han sido buenas, y he disfrutado muchísimo junto a los alumnos con los que he viajado. De cualquier modo, viajaremos desde Ansó con niños con edades que van de los 6 a los 11 años, por lo que convivencia que puede surgir con tal variedad de edades supongo que será bonita para todos ellos.
Ser maestro ha consistido este año para mí en acompañar a los alumnos a través de muchas experiencias que van viviendo a medida que crecen: descubrimientos sobre ciencia, lecturas, excursiones, juegos callejeros, amigos, ...