miércoles, 9 de marzo de 2011

HALAS.

Trozo de piña bajo carbonero común bien bonito

Ahora mismo son las diez y cuarto de la noche. El cuarto en el que escribo está hecho con madera muy antigua y oscura, la luz es amarillenta y sube desde la cocina una melodía antigua, como las que suenan en el cine clásico. Hace unos instantes, mientras comía garbanzos, he tenido una especie de ensoñación en la que me he separado del discurrir del tiempo y la realidad ha adquirido una consistencia extraña, fría y lenta.

Si pudiera exprimir lo que ha sido el día de hoy y obtener su jugo, creo que tendría por fin el brebaje para convencer a cualquiera sobre la necesidad de vivir tan cerca de la naturaleza y lo sencillo como alejado de la ciudad y lo complicado. Ha habido demasiadas sonrisas, exclamaciones, robles, escribanos y carboneros, esfuerzo, niños y estrellas como para albergar la mínima duda.

Saltando directamente a las siete y media de la tarde, los niños de Ansó estaban citados en las afueras del pueblo para una actividad de observación del cielo con la que redondeábamos el tema de astronomía abordado en clase. La asistencia ha sido cercana al cien por cien. Una vez hemos llegado al lugar elegido se han sucedido distintas actividades: observación de la luna y su luz cenicienta, manejo de Stellarium en los portátiles y de un planisferio tradicional a la vez que comprobábamos sus contenidos en el cielo, observación de las constelaciones,…; finalmente todo se resume con el “halaaa!” que exclamaba cada niño cuando contemplaba alguno de los colosales asuntos que tenemos sobre nuestras cabezas. Creo que esa es la esencia de este asunto: ese “halaaa!” que un niño pronuncia fascinado muestra la experiencia directa de nuestra pequeñez y de la grandiosidad de lo que nos rodea. Sólo se trata de mantener los ojos abiertos y maravillarnos por cada estrella, cada átomo, o cada célula. En el fondo, quizá el asunto escolar podría ser bien sencillo. Quizá un elemento importante de la programación (no olvido el esfuerzo y esas otras cosas importantes) deberían ser esos “halaaa!” Quizá no hagan falta tantos papeleos, objetivos, criterios, diagnósticos, …

Estén bien atentos y no sólo miren al cielo: miren también el zumbido ya perceptible de los insectos, el despertar reptiliano, la llegada de los aviones, las golondrinas y los alimoches, las yemas que germinan en cada arbusto…la primavera está lanzando auténticos gritos que anuncian el renacer de la vida. Puede que incluso tengan la suerte de que un picogordo se acerque un mediodía a comer a la maceta de su salón y ustedes le puedan contemplar extasiados a tres palmos de distancia.

8 comentarios:

Amparito dijo...

Totalmente deacuerdo
Ayer floreció el primer narciso en nuestro jardín, que mis hijas plantaron hace años.
Hacíamos apuestas con Luna (7 años) en cuanto tardaría en florecer. Ganó ella.
Y las violetas hace días que nos saludan en el camino a la escuela
Mis macetas las visita la Xylocopa violacea con sus alas irisadas que mi cámara nunca es capaz de reproducir...
Besos casi primaverales

Isabel G.A. dijo...

"Quien dice maestro dice guía", la frase no es mía pero la he adoptado. Los ojos de esos niños que aprenden a mirar son prolongación de los ojos previamente fascinados de sus adultos. Enseñarles a observar, guiarles en la percepción, propiciar el interés. Actividades espontáneas, deseadas, que puedan suponer el viaje desde el mundo exterior hacia el propio interior donde el sentimiento se genera. Tarea apasionante en el marco incomparable en que tú la desarrollas.

Amparito dijo...

Hombre (quiero decir Mujer!!!) incomparable no (el marco) sobretodo si lo comparamos al "paisaje" que nos describía "Marciano" en su otro destina
El otro día pensaba yo, si despues de nacer crecer y reproducirse quedaba algo entre medio antes de los siguiente inevitable: morir. Se me ocurrió algo: "enseñar a vivir" que os parece.
El único problema es que yo todavía no estoy segura de saber como para enseñar...
La duda, siempre la duda con ese curioso nombre de perrita rusa.

Isabel G.A. dijo...

La otra mitad depende de los ojos del que mira.

http://www.youtube.com/watch?v=BzpQ3SbrzoY

Mamen dijo...

Con tu descripción, he sido capaz de veros y de escuchar sus "halas"... Entrañable ese sentir del 9 no programado pero, de alguna manera propiciado, animado e intuido por el maestro.
Y ya no se puede parar ¿verdad? Pues eso.
Un saludo.

Kikiricabra dijo...

Amparito, Isabel, Mamen, bienvenidas las tres.

Amparito, qué bonito intuir la llegada de la primavera cuando has sentido el gris y el frío del invierno. Después de vivir, crecer y morir queda o nada o nuestros genes que se perpetúan en otro individuo. Y nuestra materia que estará en algún hongo o en algún pino. Lo de enseñar a vivir tiene un problema, y es que nadie sabe con exactitud qué es la vida, así que en el enseñar a vivir sólo se pueden practicar aproximaciones, como hacíamos en matemáticas con el profesor de agrio carácter (qué sorpresa tendría si conociera este recuerdo de su figura doce años después!) En todo caso, parece que hay quien hace estas aproximaciones con cierto éxito.

Isabel G.A, me parece muy interesante tu reflexión. Siempre digo, y se ríen pero lo digo convencido, que yo no sé enseñar nada. Qué voy a enseñar si sólo tengo confusión. Lo único que intento hacer es compartir algunos caminos que ya he transitado, mostrar asuntos que me han maravillado, transmitir la fortuna de estar cómoda y felizmente vivos. No imaginas lo oportuno, además de bonito, que es el vídeo que nos indicas.

Mamen, ¿qué tal? Esos momentos en los que conectas con la emotividad, con el interés por aprender, con la ilusión, son los que recordaremos, claro. Aunque intento esforzarme en ser buen maestro de lunes y día gris, de lo cotidiano, que es lo realmente difícil.

Un fuerte abrazo para las tres (la presencia femenina en el blog es una de las mayores virtudes del lugar)

Lola dijo...

¿Tu sabes que en el momento de comer garbanzos has experimentado un "momento Kairos"?http://boheme.zruspas.org/mis-pensamientos-y-vivencias/2011/01/kairos/
Te leo y me gusta. Un abrazo Lola

Anónimo dijo...

Vaya, Lola: he conocido de tu mano a esa especie de hermano chispeante de Kronos y me ha parecido muy interesante. Curiosa combinación de Kairós con los las legumbres.

El tema astronómico quizá sea un tema Kairós por excelencia, donde los "halas" surgen en cada aspecto que descubrimos.

Un abrazo.
Kikiricabra.

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