Supongo que no es una de las imágenes más bonitas que he mostrado en el blog (no inclinen la cabeza hacia la izquierda, pues en formato vertical el rostro de la oveja aún resulta más expresivo), pero ha sido necesario incluirla dada mi fascinación por la vida y, en consecuencia, por la muerte. Las lecturas de los mejores filósofos y científicos muestran un panorama desolador para el que busca algún tipo de aclaración sobre el misterio de estar vivos, de morir, de existir y de no existir. Lees creyendo que alguien te mostrará una idea luminosa, como en tantos otros temas, pero finalmente comprendes que nadie la escribirá porque todos compartimos la misma y terrible confusión, aún expresada de muy distintos modos; religión, por ejemplo. Por eso, la contemplación de esa oveja que en unos minutos desapareció engullida por los buitres pirenaicos o de cualquier otro ser vivo que ya ha perdido el atributo vital me causa conmoción y atracción.
Los átomos que formaban su cuerpo ahora formarán parte de otro y su conciencia de oveja habrá desaparecido con cada uno de ellos. Pienso…y me acaban resultando ridículas la mayor parte de las ocupaciones y preocupaciones que uno tiene a lo largo de día.
En todo caso, no añadiré más, pues en nuestra civilizada cultura occidental la muerte resulta asquerosamente sucia y es mejor esconderla mientras podemos.
Los átomos que formaban su cuerpo ahora formarán parte de otro y su conciencia de oveja habrá desaparecido con cada uno de ellos. Pienso…y me acaban resultando ridículas la mayor parte de las ocupaciones y preocupaciones que uno tiene a lo largo de día.
En todo caso, no añadiré más, pues en nuestra civilizada cultura occidental la muerte resulta asquerosamente sucia y es mejor esconderla mientras podemos.
4 comentarios:
A mi particularmente, y ya lo demuestro en mi blog cuando hablo de mi muerte, este tema me apasiona. La vida y la muerte van unidas y yo no le tengo miedo, sino curiosidad por si acaso detrás de la muerte hay algo más. Ya sabes.... tempus fugit. La vida son cuatro dias (en mi caso por lo menos) y somos hormiguitas en la inmensidad del Universo. La fotografía de la oveja me ha dejado mal. Un abrazo Lola
Hola, Lola.
Me encanta compartir contigo este tema. Hasta hace un tiempo sentía un oscuro y profundo temor con el mero pensamiento de la muerte. Ahora siento otra cosa. No sé bien qué, pero es más sereno.
He leído cosas, principalmente surgidas del pensamiento oriental, que me han ayudado a pensar y reflexionar calmadamente sobre el tema.
En todo caso, tengo la idea permanente de apurar cada segundo que esté aquí y hacer las cosas lo mejor posible con los que me rodean y lo que me rodea.
Creo que no llegamos ni a hormiguitas, y, además, profundamente desorientados.
Un gran abrazo.
La muerte es vida, y la vida es muerte. Ocultarlo es estúpido y debemos convivir con ello. Desde hace unos años "ella" me ha sorprendido muy cerca de mi y me ha tocado haciéndome pensar en mi propia vida.
Aprenderemos hasta el día que muramos y aún así quizás no encontremos respuestas a muchas preguntas pero si conociésemos las respuestas, que sentido tendría la vida.
Me ha impactado tu foto, no por la imagen en sí ("estéticamente" dura) sino por la expresión y el sentimiento que despierta en el observador. Enhorabuena.
Un abrazo.
Ricardo
Hola, Ricardo.
Gracias por compartir aquí tus reflexiones sobre un tema tan íntimo.
Yo entregaría ahora mismo "ese sentido de la vida" a cambio de las respuestas. Aunque estoy intuyendo algunas y te aseguro que me disgustan profundamente.
Esa desdichada oveja murió en un maravilloso valle pirenaico y dio vida a los buitres que esperaban su turno a ocho o diez metros del fotógrafo, para asombro del inocente Tastavín.
Un fuerte abrazo.
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