domingo, 14 de diciembre de 2008

BREVE NOTA SOBRE LOS SENTIMIENTOS DE UN MAESTRO DESORIENTADO.

Nómadas del Viento, la eterna promesa del regreso.

Escrito desde la remota hipótesis de que los sentimientos sean algo más que una entelequia.

Desde hace unas semanas, cada jueves se desarrollan reuniones entre los tutores de cada aula y el resto de personas que entran en su clase: fisios, logopedas, EF, etc. Durante las mismas, el tutor expone información detallada de sus alumnos, mientras que el especialista explica su trabajo con cada niño y los objetivos que plantea en cada caso.

En la última reunión celebrada, un tutor me recomendó la película “El aceite de la vida”. La acabo de ver y creo ofrece una visión útil para los que deseen conocer algunas características de una enfermedad rara denominada Adrenoleucodistrofia, que forma parte de las crueles enfermedades que conducen a la degeneración progresiva del sistema nervioso. Información adicional sobre la película, la enfermedad y la terapia aquí y aquí.

Tengo algo que escribir pero no encuentro las palabras. Ser maestro de niños que tienen algunas enfermedades o discapacidades está suponiendo un reto profesional de cuyo éxito tengo enormes dudas, pero, además, supone vivir experiencias muy intensas y especiales en el plano personal. Toda esta intensidad, las novedades en todos los sentidos, etc, están haciendo que estos primeros meses de curso constituyan un tiempo extrañísimo, de sensaciones difíciles de interpretar, de nervios como nunca antes (y lo escribe un nervioso), de desorientación.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Recuerdo que hace un par de años vi la película El aceite de la vida, y me pareció una película estimulante y humana. Desde luego emociona esa investigación que llevaron a cabo sus padres sin ser especialistas, para dar con el aceite de San Lorenzo.
Entiendo tu inquietud ante los alumnos con discapacidades que tienes. Sin embargo, a veces me han dicho que ellos son especialmente agradecidos ante el afecto y el cuidado que se les ofrece. A veces hablas de que estás en una ciudad que no te gusta tanto como Penyarrolla. ¿Estás en Zaragoza, quizás? El otro día estuve allí, compré el libro de Marta Navarro, pero mi hija pequeña lo cogió para hojearlo y se lo dejó por ahí, y no sé si lo podré recuperar. Me consuela pensar que su despiste se debió precisamente a su interés por la poesía que estamos desarrollando como conté en un post.
Saludos, amigo.

Anónimo dijo...

Hola Joselu.

Una de las causas de estar en este centro, y de estar tranquilo una vez conocido el destino definitivo del concurso de traslados se refiere a la búsqueda de experiencias personales enriquecedoras. Pensé que encontraría aspectos, facetas, situaciones, ..., que supondrían una gran riqueza humana. Y quizá sea donde se encuentra mi mayor acierto de momento: los ejemplos de compañeros maestros, de los niños, y de las familias, son actualmente un regalo diario que difícilmente podré pagar.

Ya sabes que sí, que estoy en Zaragoza. Estuve bien en Peñarroya, con los niños y algunas familias principalmente, y estuve insuperablemente bien en Ansó.

Salud.
José Luis.

Anónimo dijo...

Hola Joselu.

Una de las causas de estar en este centro, y de estar tranquilo una vez conocido el destino definitivo del concurso de traslados se refiere a la búsqueda de experiencias personales enriquecedoras. Pensé que encontraría aspectos, facetas, situaciones, ..., que supondrían una gran riqueza humana. Y quizá sea donde se encuentra mi mayor acierto de momento: los ejemplos de compañeros maestros, de los niños, y de las familias, son actualmente un regalo diario que difícilmente podré pagar.

Ya sabes que sí, que estoy en Zaragoza. Estuve bien en Peñarroya, con los niños y algunas familias principalmente, y estuve insuperablemente bien en Ansó.

Salud.
José Luis.

Publicar un comentario