Deseaba comentar un par de actos vandálicos, pero he meditado y he preferido tragarme las noticias primero, hacer la digestión (pesada, eso sí), y manejar únicamente unos pocos nutrientes ya digeridos. Tratar asuntos crudos es un problema, y acabo atragantándome. Además, este obrar es mucho más budista.
Así pues, únicamente me queda referirme a la palabra enajenación. Nunca me ha gustado esta palabra, y siempre que la escucho siento que esconde terribles intenciones. Nunca tendríamos que fiarnos de asuntos en lo que hubiera que enajenar nada. Mucho menos si no es nuestro. Y también deseaba referirme a la palabra secarral. Bueno, ésto no lo he digerido del todo. Mis jugos gástricos no han podido con las erres, y por eso tendría que rumiar todavía sobre la formación de los que escriben en los periódicos y los que toman decisiones, de los distintos intereses de las personas ante algo concreto y la lógica falta de acuerdos, de las enfrentadas maneras de ver el mundo, etc. Malditas erres.
Así pues, únicamente me queda referirme a la palabra enajenación. Nunca me ha gustado esta palabra, y siempre que la escucho siento que esconde terribles intenciones. Nunca tendríamos que fiarnos de asuntos en lo que hubiera que enajenar nada. Mucho menos si no es nuestro. Y también deseaba referirme a la palabra secarral. Bueno, ésto no lo he digerido del todo. Mis jugos gástricos no han podido con las erres, y por eso tendría que rumiar todavía sobre la formación de los que escriben en los periódicos y los que toman decisiones, de los distintos intereses de las personas ante algo concreto y la lógica falta de acuerdos, de las enfrentadas maneras de ver el mundo, etc. Malditas erres.
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