Ya es miércoles. Ya estoy donde tan cansinamente he decidido estar. Durante el primer día de soledad inevitablemente se deslizó por la cabeza un pensamiento en forma de “pero, a estas alturas de la vida, qué necesidad tiene uno de semejantes vaivenes”.
La escuela ya ha comenzado. Y es tan diferente a lo que había programado en mi cabeza que ando un poco sorprendido. Este curso, el departamento correspondiente nos ha regalado cuatro días para reunirnos, organizar, programar, …, antes de que comenzaran las clases con los niños. Y digo “regalado” porque para hacer un trabajo pobrecico de apenas cuidar a los chicos no hace falta más días, ¿no? La realidad es que me parece una falta de respeto notable hacia los clientes del negocio, que son los niños. Prefiero y veo más coherente comenzar a trabajar en agosto para contar con siete días o más para realizar las labores de preparación propias del curso que comenzar a trabajar el día uno y el siete recibir ya a los alumnos (si quitamos el fin de semana, cuatro días de trabajo previo a las clases) En todo caso, mentes brillantes cobran por tomar estas decisiones. Nuestra labor de hormiga es otra.
Por cierto, hace tres días contemplé el cielo más sobrecogedor que he tenido la fortuna de observar en, creo, mi vida entera. Me cogió desprevenido y sin trípode para seguir haciendo intentos de fotos cósmicas, pero quedó bien grabado en la memoria. Además, ya sabemos por donde caminaremos y dormiremos con Ojos de Luz y el perrico Tastavín en nuestra próxima excursión filosófica y trascendental. Será por un camino lleno de fantasmas, piedras, y vidas que ya no están aquí.
4 comentarios:
Hoy (quiero decir, ya ayer) pese a lo ajetreado del día me acordé de tí:
Feliz comienzo de curso, hormiguita
Y saludos desde una vida que se empeña en seguir aquí
Pd.-tengo un amigo que asegura que, las fotos que más se recuerdan, son las que no se pudieron llegar ha hacer... quizá esta sea la tuya
¡Qué afortunados son esos niños de tenerte como maestro de vida!;que empeceis muy bien el curso; yo hoy empezaré a entrenar para poder recorrer esos preciosos sitios que están esperándonos.
Un luminoso saludo.
Un saludo, José Luis. Quiero caminar próximo a ti este curso.
Hola, Amparito. Qué amable recuerdo el tuyo. Ya tenemos en marcha el curso.
Anónimo, me desconciertas. Yo no soy maestro de vida. Realmente no soy maestro de nada. En todo caso, entrena, que no faltan sitios para ser recorridos de mil formas.
Joselu, otro abrazo para ti. Por mi parte, y si me dejas, seguiré aprendiendo de tus palabras, reflexiones y experiencias.
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