lunes, 9 de junio de 2008

PAJARICOS Y DÍAS FELICES.



Tras algunos artículos extensos, hoy sólo intentaré salvar una pequeña deuda contraída con el pajarico de la foto. Era Pichí, el que Heidi cuidaba y vigilaba, y el que Niebla solía llevar en la boca con oscuras intenciones.

Aunque la foto no tiene precisamente la mejor luz, a mí me sirve para recordar la fragilidad de la naturaleza que nos rodea, la belleza y el milagro de lo más pequeño, y el terrible trato que le estamos dando. Ayer leía en el blog de Inde sobre granjas donde cortan las patas a las gallinas ponedoras para ahorrar espacio y aumentar la productividad.

Y ayer fui (creo que fuimos) tan feliz como en los cinco o seis días más felices de los últimos diez años. Fui tan feliz que grité de felicidad. Sonreí de felicidad. Y soñé de felicidad.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

y esa felicidad a que se debe??, no es muy normal que seas tan feliz no?
cuéntanos!!!
Telma, una seguidora maestra

Anónimo dijo...

Hola Telma.

No soy capaz de explicar adecuadamente la causa de esa felicidad. Lo intentaré explicar con una foto.

Y si es o no normal, pues no lo sé. La felicidad es un invento muy confuso para mí.

Un saludo y encantados de recibirte.

José Luis.

Anónimo dijo...

Yo este fin de semana también fui tremendamente feliz, ya os contaré. Un besico para Pichí que seguramente estará con copito de nieve., Un abrazo Julia

Anónimo dijo...

Ainhoa se ha hecho adicta a los dvd de Heidi.
El capítulo que ve sin cesar se titula "Uno más en la familia"...si, la llegada de Pichí.
Me encanta que le guste algo tan básico. Es su tiempo de ser feliz con lo simple. Siempre debería ser así.
Me alegro de que ayer fuese un buen día. Espero que no tarde en repetirse.
Un beso

Anónimo dijo...

Julia, es una feliz casualidad.

Lamima, realmente es una fortuna el tiempo de ser feliz con lo simple. Y ciertamente sería todo mejor si siempre fuera así. O quizá creemos que andamos ocupados con temas muy importantes y estamos equivocados; quizá lo simple sea lo auténticamente vital.

Los tiempos de los dibujos por las tardes acabaron. En su lugar ahora los niños ven el Diario de noséquién y salsa de noséqué.

Un saludo.
José Luis.

Anónimo dijo...

Cuánto me alegra esa felicidad. Tal como lo cuentas, suena a pura explosión.

Y tú, que eres capaz de que las noticias tristes te lleguen a lo más hondo eres, quizá por eso mismo, igualmente capaz (o incluso más) de que la alegría te llegue hasta el último y más escondido entresijo de tus tripas.

Viva esa alegría. Me la has contagiado. Porque sé cómo es eso: lo reconozco muy bien.

Gracias por el "chute"

Un besazo

Anónimo dijo...

Hola Inde.

Más contento aún por verte en estas tierras blogeras.

Ya me conoces casi como mi madre. La felicidad y la tristeza me parece que están demasiado cerca. Y como ambas tienen que ver generalmente con lo mismo...

Que disfrutes el chute.

Un saludo.
José Luis.

Publicar un comentario