lunes, 11 de febrero de 2008

EL PROBLEMA DEL INFIERNO: ARDEN LOS LIBROS Y EL AGUA SE EVAPORA.


Tengo dudas. Aún cuando uno cree que cuenta con cuatro o cinco certezas sobre el mundo (es mentira, no cuento con ninguna), siempre existe un resquicio para la duda, para el “¿y si no fuera así?”. Si, además, esta duda afecta a la propia vida, qué digo, ¡a la mismísima eternidad!, el resto de asuntos importantes se disipan de repente, el miedo bloquea el pensamiento. Seré claro: ya sabrán que el padre Ratzinger descubrió el otro día que el infierno era un lugar físico y tangible, nada de fantasías (ya lo imagino con un pico, una pala, una lupa, y una ristra de ajos caminando hacia el centro de la tierra como el profesor Lidenbrock); ¿qué hago yo ahora si me aguarda irremisiblemente el peor de los fuegos eternos?. Con este problema, ¿de qué escribir?.

El viernes retomamos la lectura de las madres como actividad de acercamiento a libros y a las ganas de leerlos. Todo fue perfecto. A los niños les encanta escuchar historias. Tengo casi claro que el único problema es de tiempo y de querer invertirlo en ésto con ellos. Una breve referencia aquí.

Y hablando de libros, el escritor de uno de ellos: Gonzalo Mouré, del que ya hemos leído muchas cosas. Un escritor comprometido, autor de obras de valioso contenido para los niños, ingeniosas, tristes, divertidas, …; he descubierto la página hace un momento, seguro que merece la pena echar un vistazo: http://www.gonzalomouretrenor.es/

Por otra parte, siguiendo con el intento de que los niños vean la realidad y no el ultrafiltrado de la misma que suponen los libros y las fichicas que les solemos mandar (y que suele concluir en un producto bien alejado de tal realidad), intentando pelear por su curiosidad, sorpresa, y esas cosas que suelo nombrar, el martes recibimos un paquete de una empresa dedicada a la cría de setas. Se trata de un paquete relleno de paja (como sustento orgánico), a la humedad adecuada, y que contiene los micelios de las setas de ostra que comienzan a crecer a los pocos días. De este modo podemos tratar numerosos aspectos del reino de los hongos refiriéndonos directamente a nuestros accidentales compañeros y comprobar diariamente su crecimiento, además de acabar llevándolos a casa para cocinarlos al gusto de cada uno. ¡Que aproveche!.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tiene razón "Mazingher". El infierno está aquí: en el extrarradio de algunas ciudades o en el centro mismo (en pleno casco histórico); en los países donde es casi imposible vivir o donde la vida no tiene precio (de tan poco que vale); en las casas de las maltratadas; en los locales donde se secuestra a jóvenes inmigrantes para obligarlas a prostituirse; en tantos sitios donde el hombre manipula, miente, acosa, explota... a otros hombres, a otras mujeres... ¡Para qué se necesitan infiernos eternos si hay personas que viven toda su vida en un auténtico infierno!

Anónimo dijo...

Es difícil pensar en esos infiernos desde nuestra plácida existencia.

Y ayudar en estos lugares va en contra del mantenimiento de nuestra placidez, pues precisamente se sustenta en explotar a los desgraciados. Así que...

De todos modos, yo creo que bajo la sotana el papa esconde una larga cola demoniaca.

Un saludo

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